La autora de "La chica del tren": millonaria con un solo libro


Paula Hawkins
Es la nueva reina del género negro. Su carrera se estaba yendo a pique cuando le sonrió la fortuna con esta novela. Vendió 11 millones de ejemplares en un año. Ahora llegó al cine.
Pequeños cachivaches, objetos decorativos, un cenicero. Los mueve, los acaricia en su casa de Londres. Quien habla sobre las inscripciones de esos objetos es Paula Hawkins, 44 años, inglesa nacida en Zimbabue y, desde hace poco, escritora idolatrada y millonaria. Su libro La chica del tren (editado por Planeta) está entre los más vendidos de los últimos tiempos y llega al cine con el protagónico de Emily Blunt. Y ella, Paula, la nueva reina de la literatura negra y el thriller psicológico, con un solo libro ya está en el club de los escritores más ricos del mundo: 11 millones de ejemplares vendidos, 11 millones de dólares en el banco hasta el momento, según la revista Forbes. Como J.K. Rowling, Stephen King y James Patterson.
Hasta La chica del tren, a Paula (periodista) no la conocía nadie. Escribía novelitas rosa por encargo con el nombre cambiado (Amy Silver).
“Al último libro de esa serie me llevó dos años escribirlo, sin convicción.  No vendió siquiera mil ejemplares. Un desastre”, recuerda hoy con marcado alivio. “Hasta tuve que pedirle dinero a mi padre. Cuántas noches pensé en no hacerlo.”
Después, el ultimátum de la agente literaria: “Es su última chance. Si falla en ésta, búsquese otro trabajo”. 
Y usted no falló. 
No. Escribí durante seis meses, sin descanso. Dicen que los escritores dan lo mejor de sí en las dificultades. Es cierto. No hubiera escrito nunca de aquel modo si no hubiese estado bajo esa tensión, con aquel abismo tan cerca.
¿Pero cuál es el secreto de La chica del tren?
El voyeurismo de la vieja época. Me gusta mucho imaginar la vida de las personas en los trenes, como Rachel y los otros viajeros de la novela. Espiar a la gente por un agujero, una ventanita o en Internet es algo que siempre gusta, aun cuando en las redes sociales somos todos tan falsos, parecemos todos felices.
¿Y además?
Es una novela veloz. Y escribo de manera simple, “económica”, digo yo. Lo cual está perfecto para un género comercial. Por otra parte, el lanzamiento de la película, a pocos meses del libro, ciertamente ayudó. Hace falta suerte, mucha. Mi agente, Lizzy Kremer, me siguió, me aconsejó. Como el editor. Me modificaron varias partes para hacerlas más accesibles.
 
La versión cinematográfica de "La chica del tren" se estrena este jueves en la Argentina. La protagoniza Emily Blunt. Encarna a Rachel, una mujer que se topa con un caso de violencia machista.
¿Y usted lo aceptó?
Para mí no es problema. Me gusta escuchar, observar desde otro punto de vista. Por ejemplo, yo estoy en contra del Brexit. Pero comprendo las razones de todos los que han votado a favor de la salida de la Unión Europea, de todos los que se olvidaron de las élites. Yo vivo en un barrio multicultural maravilloso de Londres y estoy contenta. Pero entiendo que, en otras partes, la integración no es tan fácil.
¿Cómo fueron de difíciles los momentos en los que se sentía en el final de su carrera antes de empezarla?
Estaba deprimida. Tenía encima una presión enorme. Lo difícil era mantener la disciplina para seguir adelante. En La chica del tren y en su protagonista, Rachel, diseminé toda mi tristeza. 
¿Cómo cambió su vida, más allá del dinero?
Tengo muchos más compromisos: presentaciones, giras, festivales. Espero no distraerme demasiado. Me gusta mucho encontrar los lectores. Pero soy introvertida. Me hace mal la notoriedad. A veces, cuando tengo frente a mí una multitud que va a escucharme, preferiría estar sola en casa, en mi habitación.
Emily Blunt en una escena de "La chica del tren", la película dirigida por Tate Taylor.
Emily Blunt en una escena de "La chica del tren", la película dirigida por Tate Taylor.
Usted retrata maridos violentos y femicidas que bañan de sangre a toda la sociedad.
Es un problema enorme. En Inglaterra más de cincuenta mujeres por año son asesinadas por sus parejas, por ser mujeres. Los diarios hablan poco del asunto, cuando no en casos excepcionales. Pero por suerte hay personas igualmente excepcionales que cada día luchan para quebrar la actitud que lleva a este tipo de violencia.
¿A qué se refiere?
Al sexismo. Y a la desigualdad de género, al número de mujeres en el Parlamento, a la espantosa misoginia que se trasunta en las redes sociales. Hay mucho por hacer: educar a los chicos en la igualdad, publicar los sueldos para hacer que todos entiendan que las mujeres ganamos menos. Será necesario tiempo, fuerza y mucha voluntad para cambiar. Pero hay que hacerlo.

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