Silvia leyendo

Graham Greene, reconocía que este libro era más bien un guion, circunstancia citada por Vázquez Montalbán en su prólogo. Pocas diferencias hay, pues, entre el libro y la  película. Y en uno y otra queda  inmortalizado el tipo humano carente de prejuicio moral alguno que por dinero  y en aras exclusivas de su propio y personal, egoísta, interés propio, va por el mundo engañando, robando, disimulando y, lo que sea… sólo es fiel a sí mismo, sólo quiere su bienestar, los demás le importan un comino. Ser, por otra parte, bien conceptuado entre los suyos porque, simplemente, no le conocen bien.

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