Nueva York Un pelotero para adultos es furor en Nueva York
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Se trata de una de las instalaciones de The Color Factory, llenas de color, ideales para fotografiar y subir a Instagram.
Into the blue. Una especie de pelotero que reúne trescientas mil pelotas color azul, movidas por máquinas de viento.
La muestra The Color Factory llegó al Soho de Nueva York e invita a liberar la curiosidad por los colores, experiencias y actividades donde los visitantes pueden interactuar con una gran cantidad de instalaciones tonales que llevan a entender el color de formas diferentes. Ideal para sacarse fotos, se ha convertido en el paraíso de los instagramers.
Son 16 espacios diseñados por artistas locales que presentan a una nueva comprensión del color. El equipo, encabezado por su fundador, Jordan Ferney, de Oh Happy Day, fue encargado de reunir las obras. "Una lista talentosa de colaboradores cuenta sus historias de color únicas y capta los sentidos de maneras inesperadas", se explica en un comunicado de The Color Factory.
Into the blue. Una especie de pelotero que reúne trescientas mil pelotas color azul, movidas por máquinas de viento.
Las experiencias se encuentran en distintas habitaciones, conectadas a veces por corredores pintados a rayas. La exhibición inicia con una instalación que se llama 100 Colores y fue realizada por el artista francés Emmanuelle Moureaux.
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En el piso. Circulos coloridos se prenden y se apagan.
Una sala, por ejemplo, desafía a las personas a dibujarse entre sí,mientras que otra área presenta bloques organizados como un xilofón para crear melodías. Espacios con tiras multicolor que caen desde el techo y círculos coloridos ubicados en el piso se apagan y se prenden son otra de las opciones.
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Atractivo. Cintas multicolores caen desde el techo.
Pero sin dudas, la actividad más divertida es Into the blue donde se puede jugar en una especie de gran pelotero con trescientas mil pelotas color azul, movidos por máquinas de viento, también ideales para tomar fotos desde el techo de la instalación.
Combinadas. Rayas verticales y horizontales arman un rincón especial.
Un detalle importante es, al registrarse, cada visitante recibe una tarjeta con un código QR, que puede escanear a lo largo de su viaje para tomar fotos en varias estaciones, sin tener que sostener sus teléfonos inteligentes. Las imágenes se envían por correo electrónico casi al instante.
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