Vecinos afirman que la Policía no quiere tomarles las denuncias ... La Gaceta
Quejas de lectores contra comisarías.
Indignación. Frustración. Angustia. Eso sienten los tucumanos que son víctimas de delitos. Los reclamos se multiplican, alimentados por la sensación de que nadie los protege y de que la Policía y la Justicia hacen poco para revertir esta situación. Pero de a poco los tucumanos se están animando a contar los padecimientos que les provoca la inseguridad.
Es poco probable que el médico José de la Peña y Josefina Salmoral se conozcan, pero el destino y la inseguridad les plantean un presente común. Ambos fueron víctimas de ataques de “rompevidrios”. Él, en la esquina de Mate de Luna y Castro Barros. Ella, en el cruce de Mate de Luna con la Avenida de las América. Es decir que ambos delitos ocurrieron a menos de cinco cuadras de distancia.
Después de sufrir la traumática experiencia, ambos enfrentaron el mismo problema. Según denunciaron por separado a LA GACETA, personal de la seccional 7ª los desanimó de que realizaran la denuncia. El profesional buscó y completó el trámite en otra comisaría. La joven se rindió porque le hicieron creer que necesitaba el DNI para hacer la denuncia, requisito que no podía cumplir porque el asaltante se llevó sus documentos.
Paralelamente, empresarios de Yerba Buena puntualizaron que tuvieron que esperar dos días para hacer una denuncia porque nunca daban con el oficial de turno. Terminaron siendo atendidos por un comisario que les pidió que no difundieran los casos por las redes sociales, aunque sin explicarles los motivos de semejante solicitud.
En San Miguel enfrentaron similar inconveniente los funcionarios de la Dirección de Espacios Verdes de la Municipalidad. Según lo confirmó Carlos Arnedo, secretario de Servicios Públicos de la capital, para denunciar el robo de la estatua “Meditación” del Parque 9 de Julio debieron esperar cuatro días. Según explicaron, las respuestas que recibieron en los sucesivos intentos consistieron en que el viernes y el sábado no había luz, y en que el lunes, no estaba el jefe de la seccional 11ª.
En todos lados
Jorge es el lector que más mensajes envió al WhatsApp (381-6311910) que habilitó LA GACETA para difundir los hechos de inseguridad que sufren los lectores. Lo hizo para denunciar lo que están viviendo los vecinos de Villa 9 de Julio que residen entre el 100 y el 600 de la calle Wilde.
En el primer mensaje denunció varios robos. En el segundo identificó a los autores. En el tercero detalló que uno de los delincuentes había sido detenido por los vecinos y que, después de propinarle una feroz golpiza, lo entregaron a la Policía. En el cuarto consigna que al acusado ya estaba libre y que, junto con secuaces, apedreaba la casa de la mujer que los denunció.
“No se puede seguir viviendo así. Ya ni hacemos la denuncia. Porque no confiamos en el personal y porque tenemos miedo. Siempre avisamos lo que pasa y nunca vienen. Setuvimos a uno (de los ladrones) y después salen y quieren vengarse. Así es imposible”, se quejó el lector. “El miedo tiene que ver con que nuestras esposas e hijos no pueden salir a la calle por culpa de los delincuentes. Todos trabajamos y dejamos nuestras casas solas. Somos víctimas fáciles”, agregó.
“Sé que esta situación se vive en otros barrios de la provincia. El otro día había vecinos que no matan ni una mosca, pero se transformaron cuando golpeaban al ladrón. Fue una reacción impensada. Me parece que no falta mucho tiempo para que en este barrio y en cualquier otro, pasen cosas mucho más graves”, advirtió.
La otra cara
Según la encuesta Nacional de Victimización de 2016, elaborada por el Indec sobre la base de datos del Ministerio de Seguridad de la Nación, el 66,5% de los tucumanos que fue víctima de delitos no violentos no los denuncia.
Pero en barrio El Bosque, asolado por los “motochorros”, no se da esa tendencia, según da cuenta la vecina Julieta Castillo. “Nuestra idea no es callarnos ni bajar los brazos. Hacemos todas las denuncias en las comisarías, presentamos notas y hasta hacemos manifestación para que nos escuchen”, explicó a LA GACETA.
Castillo precisó que, al no obtener respuestas a sus denuncias, continuaron en abril con presentaciones al Servicio 911, cuya base está instalada en el barrio. “Cuando llevamos la segunda carta, supuestamente nos recibió el jefe de los jefes. Nos dijo que estaban sobrepasados y que harían algo para tratar de solucionar el problema, al que calificó como grave”, recordó.
Ante la inacción, los vecinos realizaron el viernes una ruidosa manifestación exigiendo seguridad. “Vinieron tres móviles para asegurar que podamos protestar pacíficamente. Escucharon nuestros planteos y les dijimos que el martes nos volveríamos a reunir para que nos escuchen. Todos los vecinos tenemos las casas enrejadas y con alarma, pero no podemos vivir en paz. No pararemos hasta que podamos salir a la calle tranquilos, sin alarmarnos cuando escuchamos una moto”, concluyó Castillo.
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