Congreso de Educación: enseña con juegos a enfrentar la violencia


Hace 13 Hs 11
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PALESTINA. Al Hroub señala su país, donde ella enfrenta la violencia. LA GACETA / FOTO DE ANTONIO FERRONI.-
El Congreso Internacional de Educación convoca a 45 disertantes de los cinco continentes. Entre ellos, una de las figuras más destacadas es la docente palestina Hanan al Hroub, que en 2016 fue reconocida con el Premio Global a la Enseñanza de la Fundación Varky. En el difícil contexto de la Palestina contemporánea, Al Hroub trata que “los niños que sufren la ocupación israelí surjan a partir de lo que les ha tocado vivir”.
Cubierta con un chador persa bordó, Al Hroub elude hablar de la situación política de su país. Su inglés, de difícil comprensión a causa de su acento, se aclara con la ayuda de un traductor. Cuenta que hace tres años que viaja alrededor del mundo para compartir su experiencia en el aula de clases y aprender a su vez de otros profesores: “el premio que yo gané no es importante por mí misma, sino porque me permite darles voz a los docentes que enfrentan grandes desafíos para que los gobiernos nos presten atención”.
Algunos de los líderes mundiales que le han prestado atención son el papa Francisco, que estuvo a cargo del mensaje de felicitación cuando ganó el Premio Global a la Enseñanza, y la ex presidenta de Chile Michelle Bachelet. Según relata Al Hroub, en 2016 la entonces Bachelet, actual alta comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos le dijo que todos los docentes del mundo deberían ser formados según la experiencia que ella describe en su libro “We play, we learn” (“Juguemos, aprendamos”).
Antes y después
Al Hroub creció en Dheisheh, un campo de refugiados a las afueras de Belén, en Cisjordania. A principios de la década de 2000, durante el enfrentamiento palestino israelí conocido como Segunda Intifada, el esposo de Al Hroub fue asesinado frente a sus hijos cuando los recogía de la escuela.
Después del asesinato de su padre, los niños de Al Hroub desarrollaron un trastorno de estrés postraumático que les impedía asistir a la escuela. “Mi trabajo empezó antes de hacerme profesora. Empezó en mi hogar, con mis hijos. Después transformé mis vivencias de madre en experiencias educativas”, relata.
Juguemos, aprendamos
Al principio, el objetivo de Al Hroub era la rehabilitación de los niños que crecían en el contexto bélico de Cisjordania. Cuenta que, cuando empezó a trabajar en la educación primaria de Palestina, su material de trabajo consistía en sus alumnos y el pizarrón. “No teníamos ningún recurso y entonces miramos qué nos ofrecía el ambiente. Así comenzamos a reciclar algunas cosas”, narra.
A causa de estas dificultades materiales, Al Hroub decidió destinar parte de su salario a comprar elementos para sus alumnos: “ellos llegaron a saber qué día del mes yo cobraba, porque era el día en que llevaba cosas nuevas al aula. Así resolví las necesidades de mis alumnos y mis propias necesidades como docente”, manifiesta.
El método que Al Hroub desarrolló en la práctica diaria promueve el desarrollo de relaciones afectivas y descarta la violencia en todas las facetas de vida del estudiante. Según ella, lo más importante en su pedagogía son los valores y la moral. “Me pregunté cómo enseñarles a nuestros hijos a aprender valores morales que les permitan ser ciudadanos. La respuesta la encontré a través del juego, el respeto mutuo y el afecto”, expresa Al Hroub.
Más allá de Palestina
El método pedagógico de esta docente palestina ganó notoriedad global con la publicación de su libro “Juguemos, aprendamos”. Hoy Al Hroub está satisfecha porque “muchos docentes alrededor del mundo dijeron: ‘si ella puede, nosotros también podemos’ y empezaron a incorporar en sus clases los juegos que yo desarrollé en las mías”.

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