La poesía de las máquinas. EDUCAR

La poesía de las máquinas
Para celebrar el Día Mundial de la Poesía, compartimos algunas definiciones sobre la poesía digital y un breve recorrido cronológico por obras destacadas en español.
Por Verónica Ruscio
En 1956, en su emblemático libro El arco y la lira, el poeta mexicano Octavio Paz escribió: «Un soneto no es un poema, sino una forma literaria, excepto cuando ese mecanismo retórico [...] ha sido tocado por la poesía.  Hay máquinas de rimar, pero no de poetizar». De esa manera, el poeta mexicano marcó la enorme diferencia que hay entre las meras formas y la poesía.
Un haiku, un soneto, una moaxaja son solo estructuras, que pueden quedar en eso ...o volverse edificios poéticos. La rima es solo una forma: rimar canción con corazón no nos convierte en poetas, tampoco lo hace que contemos las sílabas para escribir un verso, aunque es la manera en que muchos iniciamos el camino de la poesía. Para Paz, escribir poesía no se reduce al artificio o a la técnica, tiene que haber revelación.
Sin embargo, en tiempos en que los GPS nos ayudan a encontrar el camino, en que le hablamos al celular para resolver alguna duda y en que leemos noticias generadas por inteligencias artificiales, podemos volver a la afirmación de Paz y plantearnos: ¿existen ya las máquinas de poetizar?
Esta misma pregunta se hicieron en 2010 Dionisio Cañas y Carlos González Tardón en su libro ¿Puede un computador escribir un poema de amor?, un ensayo que postula la teoría del tecnorromanticismo y que hace un recorrido histórico desde la poesía electrónica y los generadores de poesía hasta la poesía emergente de los videojuegos actuales.
Para los autores, la poesía de las máquinas existe desde hace bastante tiempo y, aunque algo imperfecta aún, logra cuestionar lo que pensamos sobre la originalidad, la autoría y los automatismos —que no son de las máquinas exclusivamente—. Según ellos, la poesía de las máquinas es capaz de causar un efecto estético en el lector, es capaz de conmovernos y, en términos de Paz, es capaz de revelar.
Por tanto, si el objetivo de la poesía es causar un efecto estético en el lector por medio de las palabras (y, en algunos casos, solo desde los sonidos) y ese efecto finalmente se produce, ¿acaso importa si el autor de tales palabras (o sonidos) es una persona o una máquina? ¿Hay menos mérito en un poema si su autora creó primero un algoritmo para escribirlo? ¿Y si el poema no es único, sino múltiple, y su existencia depende de la acción del lector?

Qué es la poesía digital

Abundan los adjetivos para designar la nueva poesía: híbrida, electrónica, digital, expandida, posinternet… A primera vista, la característica más clara que tienen estas expresiones poéticas es que escapan de las definiciones, de los blancos y negros y las categorías. Así y todo, ¿de qué hablamos cuando hablamos de poesía digital? ¿Qué universo poético reunimos bajo esa etiqueta?
A este respecto, es conveniente tener en cuenta la manera en que el profesor finlandés Raine Koskimaar clasifica la literatura digital:
  • Literatura impresa digitalizada: es literatura que pasó a formato digital a partir de una primera versión en papel. La digitalización busca llegar a más lectores, tiene que ver con la distribución.
  • Literatura que emplea técnicas digitales: Por ejemplo, la literatura hipertextual.
  • Literatura en la red: solo puede existir en la red.
De este modo, el archivo PDF de un poemario no es poesía digital, sino digitalizada. La poesía de las máquinas o digital es aquella que fue creada con técnicas digitales o exclusivamente para la red. Incluimos así la poesía hipertextual, que utiliza enlaces como un recurso expresivo más; la poesía generada de manera automática, es decir, mediante algoritmos llamados generadores de poesía; la poesía de código, el net.art y la poesía posinternet.

Breve cronología de la poesía digital en español

Toda selección es difícil, parcial e injusta, sobre todo cuando los buenos ejemplos abundan. Sirvan entonces los siguientes poemas digitales como breve recorrido histórico, como una especie de iniciación al género. Quien guste podrá profundizar en un autor o autora en particular o en un tipo de poesía digital específico, según sus intereses.
Los poemas se presentan en orden cronológico. En general, hemos tomado de referencia la fecha de publicación; en los casos de obra en curso, se tomó la fecha de inicio del proyecto.

Alejandrinos Versión 0.5, de Milton Läufer

Poema de Milton Laufer: explota su latido, tergiversado el sueño, / miradas de los ciegos, se vieron los rituales, / y cuerpos corroídos en láminas de crisma / en cierta conjunción, las arterias del aire, / fatiga de los órganos lo observan con misterio, / de rostros sin contornos cuando el viento borró / incierto desencuentro, algo más que el vacío, / el trazo de las lágrimas, las curvas de su espalda, / y sus dibujos diáfanos, lluvias de sequedad, / del deambular atónito magma de los cristales, / espejos enfrentados esferas que se rompen / es señalado ahora hijos de catedrales.
La obra Alejandrinos, creada en Flash en 2003 por el artista y programador argentino Milton Läufer, tiene la apariencia de un generador de poesía, pero va más allá. Tal como anticipa el título, al acceder a esta obra, vemos 12 versos alejandrinos, escritos con minúscula. Apenas comenzamos a leerlos, descubrimos, con sorpresa, que, periódicamente, el texto se vuelve borroso, como en un parpadeo, y cambia. Solo contamos con ocho segundos para leer y no hay ninguna advertencia al respecto, esto se nos revela en plena lectura.
Sin embargo, si miramos con detenimiento, podremos observar que el texto cambia, sí, pero no del todo. Después de un rato, las frases resultan conocidas. Esto es así porque el texto se compone de un corpus de 24 hemistiquios que se van intercambiando (por ejemplo, «y sus dibujos diáfanos», «hijos de catedrales», «las arterias del aire»).
Läufer propone así un zapping de versos. Es una obra compuesta por palabras para leer y, también, para no leer, que trabaja con los conceptos de legibilidad e ilegibilidad: en definitiva, el texto se lee, pero se vuelve ilegible, el tiempo no alcanza nunca para leer en profundidad.
A casi dos décadas de su creación, «Alejandrinos» presenta un inconveniente tecnológico: está creada en Flash, una tecnología que ha caído en desuso. No funciona en los dispositivos móviles y, en computadoras de escritorio, los navegadores ya no reproducen este tipo de contenido automáticamente. Esto implica que el usuario debe permitir manualmente la reproducción en Flash en su navegador para poder apreciarla.
Por razones como esta, la obsolescencia programada es una gran preocupación para quienes buscan conservar la poesía digital para que pueda ser apreciada en el futuro.

IP Poetry, de Gustavo Romano

El proyecto IP Poetry [en inglés, Poesía IP] fue iniciado en 2004 por el artista visual argentino Gustavo Romano.
Grabación de una versión del poema «Puntos de vista»
De esta obra, llaman la atención varios aspectos:
  • Romano no es un escritor, sino un artista visual; no llega a la poesía digital desde la literatura;
  • Romano no llama poema a su obra, sino proyecto;
  • IP Poetry no es una obra terminada, sino una obra en progreso, que se va ampliando y reeditando con los años.
El proyecto se basa en la generación de net poesía a partir de la búsqueda en tiempo real de material textual en la web. Por un lado, hay un robot que hace las veces de maestro de ceremonias y que busca en internet frases previamente definidas (por ejemplo, todas las frases que comiencen con las palabras «sueño que soy»). El robot coordina entonces a otros cuatro robots y les da indicaciones sobre cómo recitar los resultados de búsqueda. El recitado se concreta con un sintetizador de voz, con sonidos pregrabados, e imágenes de una boca hablando.
El proyecto se ha presentado en exposiciones o como instalación en diferentes países (Argentina, China, España, Estados Unidos, Francia y México). También tiene una versión web llamada Robots virtuales.
Los poemas IP de Romano tienen una estructura predefinida por una persona y un elemento aleatorio, dado por la búsqueda en internet. Este último aporta la misma dosis de azar que la bolsa con palabras recortadas que usaba Tristán Tzara para sus poemas dadaístas.
El proyecto IP Poetry recibió el premio internacional Vida 7.0 de la Fundación Telefónica de España, el apoyo a la producción de la Fundación Telefónica de Argentina, la Beca Guggenheim 2006, el apoyo del Museo Extremeño e Iberoamericano de Arte Contemporáneo y la Ayuda para la promoción del arte contemporáneo español 2012.

Soneto de las gotas, de Gerardo Beltrán

El poema «Soneto de las gotas», del poeta y traductor mexicano Gerardo Beltrán, fue publicado en el número 21 de la revista ¿? [en polaco] del Instituto de Estudios Ibéricos e Iberoamericanos de la Universidad de Varsovia en enero de 2011. El poema completo se puede leer en un artículo de la revista La Otra.
Se trata de un soneto hipertextual, en el que cada verso es un enlace. Por ejemplo, el primer verso del soneto es el que sigue: 
Al hacer clic, se abre una imagen en formato JPG en la que se ve una ventana empañada un día de lluvia. ¿Y el resto de los enlaces? En algunos casos, el destino es una imagen; en otros, un audio.
Pero ¡ese montón de enlaces no se puede leer! ¿Dónde está el poema? Bueno, si prestamos atención al nombre de cada archivo enlazado, encontraremos el texto del soneto. Por ejemplo, el primer nombre de archivo es «Notodoesgrisnosquedalaesperanza». Si le agregamos signos de puntuación y espacios entre palabras, descubrimos un endecasílabo: «No todo es gris, nos queda la esperanza».
La poesía está, solo que de una manera diferente a la de la cultura impresa y lineal.

Poesías de las Galaxias Ratonas, de Belén Gache

Belén Gache, una autora pionera de la literatura experimental y de la poesía digital en la Argentina, publicó Poesías de las Galaxias Ratonas en 2017. Este libro también integra su proyecto transmedia Kublai Moon, una ficción lingüística. En la ficción, el libro se salvó del un incendio y «fue encontrado tiempo después, traspapelado, en un bunker, sede de la resistencia poética lunar».
Tapa del libro «Poesías de las galaxias ratonas», de Belén Gache.
Tapa del libro Poesías de las Galaxias Ratonas, de Belén Gache
Igual que «Alejandrinos», de Milton Läufer, esta obra de Gache está atravesada por los conceptos de legibilidad-ilegibilidad. En el prólogo o ficha del libro, la autora interpela al lector con las siguientes palabras:
«¿Qué significa leer? ¿Qué hace que los significados aparezcan detrás de determinados trazos? ¿Será que toda lectura es sólo una alucinación de sentido?
Jugando con la idea de la autorreferencialidad de los poetas y también con la noción de poesía como enunciado cifrado, críptico, las Poesías de las Galaxias Ratonas proponen una poesía de claves y complicidades».
No son solo palabras introductorias. Todo el libro está escrito con una tipografía inventada, llamada Ratona Sans Regular, que la autora, además, puso a disposición de sus lectores con permisos Creative Commons.
¿Y cómo leemos el texto entonces? ¿Cuál es el truco? Usar una función creada por Larry Tesler y que suele ser denostada en los ámbitos académicos: copiar y pegar. Si copiamos el texto y lo pegamos en un procesador de texto, la tipografía deja de ser un obstáculo y la «traducción» es posible.
Como parte de un proyecto transmedia, el libro de Gache no es un universo en sí mismo, sino una parte de él, aunque se pueda comprender en forma aislada.

Algo Rimo, de educ.ar

Algo Rimo, creada en 2020 por educ.ar, es una propuesta lúdica que combina poesía y programación. Se trata de una aplicación web —compatible con dispositivos móviles y computadoras de escritorio— que genera sonetos de forma aleatoria.
Captura de pantalla de la aplicación web Algo Rimo de educ.ar.
Algo Rimo propone dos caminos. Uno es leer un soneto generado algorítmicamente (con versos seleccionados por la aplicación) y disfrutar de una composición producto del azar, como quien arroja un dado y espera ver qué le ha tocado en suerte. El otro es generar un soneto personalizado, seleccionando cada uno de sus catorce versos (el algoritmo propone y quien lee dispone). En PC, la selección se realiza con las teclas W (subir), S (bajar), A (izquierda) y D (derecha) y, desde un dispositivo móvil, tocando el verso que se quiere cambiar.
Además, es posible personalizar el tema (skin) de la app para que se ajuste a las preferencias de cada lector/jugador. Hay tres temas disponibles: manuscrito, terminal y libro.

A modo de cierre

Las máquinas de poetizar existen, están entre nosotros. Desde hace años nos interpelan, nos generan dudas: ¿cómo leo esto?, ¿qué significan estos signos desconocidos?, ¿quién es el autor o la autora de este texto: el que lo programó, una máquina o quien lo lee? Por otra parte, obra a obra, nos responden la duda más importante: ¿qué es la poesía?
«La poesía no es un discurso, sino algo que nos sucede», escribió alguna vez el poeta argentino Guillermo Boido. Y esa nos parece una buena respuesta.
La pregunta ahora es: ¿la poesía es el futuro de las máquinas o las máquinas son el futuro de la poesía? Como sea, tal vez la mejor conclusión que podemos sacar sea que, más allá de soportes y tecnologías, darle máquina a la poesía es siempre la mejor opción.
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Publicado: 21 de marzo de 2020
Última modificación: 21 de marzo de 2020
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