Beethoven, Chopin y una merecida ovación de pie
"Mis dedos son musiquitos. Tengo diez musiquitos y cada uno debe apretar la tecla correcta", ilustraba Bruno Gelber unas horas antes del concierto. Los musiquitos se movieron a velocidad prodigiosa sobre el piano. Rápidos, sí, pero en especial sensibles. La digitación, la memoria y el ángel que acompaña a Gelber hipnotizaron al público en el San Martín durante casi dos horas. Pasó un clásico del Septiembre Musical y -como no podía ser de otro modo- la premiación fue con el soberano de pie.
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