“Creemos que podremos volver a las aulas este año, pero todo va a ser distinto”, advirtió la presidenta del consejo de universidades
En estos dos meses sin clases presenciales, mucho se habló del regreso a las aulas en los niveles obligatorios, en el jardín, la primaria y la secundaria. Con el correr de las semanas, la discusión por la fecha de retorno dio lugar a las condiciones en las que se daría. “Una nueva normalidad”, fue catalogada. Poco se dijo, sin embargo, de las universidades.
Delfina Veiravé es la presidenta del Consejo Interuniversitario Nacional (CIN), que nuclea a los 57 rectores de las universidades nacionales. En diálogo con Infobae, planteó las proyecciones de regreso que el sistema discute junto a las autoridades del Ministerio de Educación. Más allá de la autonomía de cada universidad, se barajan pautas comunes, con la idea de delinear un protocolo que reorganice la vuelta a las clases presenciales.
“Lo que se va a ir dando es una reactivación gradual en el tiempo en función de determinados sectores o criterios. Somos optimistas y creemos que este año vamos a poder volver a las aulas en algún momento, pero va a ser muy distinto a lo que estamos habituados. Estamos barajando alternativas de reorganización de las instituciones con los recursos que tenemos”, planteó.
Veiravé, que también es la rectora de la Universidad Nacional del Nordeste (UNNE), dijo que la vuelta a las aulas universitarias será muy dispar por distintos factores. Fundamentalmente por la realidad de cada distrito. Las provincias sin contagios como Catamarca y Formosa y otras que no registran nuevos infectados desde hace semanas, caso La Pampa, San Luis, Chubut y Jujuy, volverían antes. En cambio, los principales focos de contagio -el área metropolitana de Buenos Aires (AMBA) y Chaco- deberán esperar aún más.
Hoy en los niveles obligatorios se proyecta un regreso escalonado a partir de agosto. La educación presencial será una de las últimas actividades en retomar. En la universidad, incluso, la expectativa es que el reinicio sea posterior. “Es posible que las clases presenciales en la universidad se retomen más tarde que en la escuela”, confirmó la rectora.
Pero además de la realidad geográfica, también el regreso será muy distinto al interior de cada universidad. “Dependerá de la masividad de cada carrera porque vamos a tener que trabajar con grupos muy reducidos. Hoy, por las dificultades económicas, no me parece viable pensar en abrir más cátedras. Cuando se pueda retornar, por un tiempo habrá una bimodalidad, que combine la clases presencial con la virtual”, señaló.
-¿Cuán avanzado está el protocolo?
-Estamos trabajando sobre los planos de los edificios para saber cuál es la capacidad permitida de acuerdo a las normas de distanciamiento. Buscamos saber con cuántos estudiantes y personal podemos trabajar en las aulas, en las oficinas y los lugares de reunión. Es claro que no van a volver todos al mismo tiempo. Por eso, la bimodalidad va a ser necesaria.
-¿Se piensa en una readecuación de los calendarios?
-Cada institución tiene autonomía y lo definirá llegado el momento. En algunos casos vamos a estar obligados a flexibilizar los calendarios porque hay asignaturas, por ejemplo en carreras de la salud o tecnología, que requieren prácticas en laboratorios o de campo que no se pueden obviar. Tendremos que adecuar curricularmente el dictado de los contenidos y, cuando se pueda, complementar con esas actividades imprescindibles. Será necesario una reingeniería del funcionamiento de las instituciones en función de las necesidades.
-A esta altura todas las universidades anunciaron la migración hacia la virtualidad. ¿Qué evaluación hacen de este proceso a distancia?
-La información es que efectivamente todas las universidades han migrado su actividad académica a un dictado de clases mediado por tecnología. Es una situación de emergencia y se priorizó garantizar el derecho a poder tener continuidad académica, a no perder el año. El cambio fue abrupto y se va mejorando día a día. En la UNNE, por ejemplo, en un mes pasamos de tener 300 a 1800 aulas virtuales. Es un cambio muy fuerte y la respuesta de la docencia fue muy positiva.
-Imagino que es muy variado dependiendo de la universidad, pero ¿creen puede llevar a un abandono importante, sobre todo en primer año?
-No estamos teniendo información estadística en ese sentido por ahora. Hay que esperar un poco, terminar este primer cuatrimestre para hacer una evaluación y comparar la matrícula. Hay que tener en cuenta que siempre hay un desgranamiento en los primeros meses, pero es muy desigual dependiendo las carreras. Lo que sí estamos viendo es que muchos estudiantes que vienen del interior de las provincias a las ciudades para cursar están volviendo a sus lugares de origen. Y sabemos que la conectividad en las zonas rurales o pequeños no tiene la misma capacidad. Por eso, casi todas las instituciones estamos dando becas de conectividad, ya sea sumas económicas, entregas de módems o carga de datos para el celular.
-¿Se avanzaron en pautas comunes para evaluar? Por lo que parece, hay mucha dispersión entre algunas universidades que permiten evaluar a distancia y otras que no.
-Tenemos un intercambio permanente de las experiencias que se están llevando a cabo y las estamos sistematizando. Cada institución tiene sus propios reglamentaciones y posibilidades. En general, se están permitiendo distintas instancias de evaluación a distancia. De hecho, muchos estudiantes terminaron sus carreras defendiendo tesis de grado y posgrado a través de videoconferencia. Algo que era impensado pocos meses atrás.
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