LA MISMA CAÍDA… Meita B.

En el vació más hondo y profundo le arranco un hálito desesperado a la caída estrepitosa donde solo oigo silbar al viento. Ingravidez total de la que todavía me sostengo en caída libre 
Grito tu nombre para que me oigas pero estas tan lejos que el eco que se desprende se niega a ser mi cómplice para llegar a Ti.  Entonces caigo y caigo en ese vacío del cual un día no me dejaste caer, entonces sigo cayendo y cada vez la hondura del foso se va angostando y haciéndose más negro cuando sigo cayendo.
Caigo y percibo el sonido aterrador de vaciedad insondable, vació infinito, cavidad interminable que se traga la ilusión de siempre. Negro negrura que pintas los colores de los sueños.
Estoy cada vez más dentro más profundo. Y soy presa de la gravedad y la caída ya es mortal. Las mismas sensaciones, el mismo crujir, de idéntico desgarro, un símil de agonía que no tiene fin.
Nunca más vi tu mano sujetarme, alejado estabas, no llegas, no llegas. Se borro en el tiempo como la bruma que se arrastra buscando otro rincón más cálido y ya nunca más me extendiste esas manos que nunca quise soltar.
Grito y grito tu nombre, ¿Por qué ya no me oyes?...estoy ya muy dentro del enorme vacío a punto de tocar el fondo.
De pronto por un intersticio veo un rayo de luz, tan delgada pero imposible de no ver, si, de pronto en sombras te haces presencia y siento sujetarme por debajo de mi, siento tus brazos, tus brazos. Llegaste en el momento en que ya nada podía perder, en caída libre estaba. Me extendiste tus manos, tus manos que nunca más quiero soltar. Sentí la fuerza de la vida, envuelta en esperanza con cintas de ilusiones  que sobrepasa todo conocimiento del amor. 
Estaba a unos pocos segundos, pocos y escasos segundos de caer; donde Creí en Ti, creo en Ti…

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