Nació una molestosa
El 26 de junio se cumple un nuevo aniversario del nacimiento de Juana Manso. Para la ocasión, reproducimos un texto del libro Los hijos de los días, del escritor uruguayo Eduardo Galeano (Buenos Aires, Siglo XXI Editores, 2012). Cabe destacar que el autor toma como referencia la fecha del bautismo de Juana: el 30 de junio de 1819.
Junio 30
Manso.
Las aguas sagradas la iniciaron en el camino de la
mansedumbre, pero Juana Manso nunca fue mansa.
Contra viento y marea, ella fundó, en Argentina y en
Uruguay, escuelas laicas y mixtas, donde se mezclaban
niñas y niños, no era obligatoria la enseñanza de la re-
ligión y estaba prohibido el castigo físico.
Escribió el primer texto escolar de historia argentina
y varias obras más. Entre ellas, una novela que le daba
duro a la hipocresía conyugal.
Fundó la primera biblioteca popular en el interior
del país.
Se divorció cuando el divorcio no existía.
Los diarios de Buenos Aires se deleitaban insultán-
dola.
Cuando murió, la Iglesia le negó sepultura.
Los hijos de los días
Eduardo Galeano
Buenos Aires, Siglo XXI Editores, abril de 2012.
Página 210.
* Agradecemos a Eduardo Galeano y a Siglo XXI Editores la posibilidad de reproducir este texto.
Nació una molestosa
Hoy fue bautizada, en 1819, en Buenos Aires, JuanaManso.
Las aguas sagradas la iniciaron en el camino de la
mansedumbre, pero Juana Manso nunca fue mansa.
Contra viento y marea, ella fundó, en Argentina y en
Uruguay, escuelas laicas y mixtas, donde se mezclaban
niñas y niños, no era obligatoria la enseñanza de la re-
ligión y estaba prohibido el castigo físico.
Escribió el primer texto escolar de historia argentina
y varias obras más. Entre ellas, una novela que le daba
duro a la hipocresía conyugal.
Fundó la primera biblioteca popular en el interior
del país.
Se divorció cuando el divorcio no existía.
Los diarios de Buenos Aires se deleitaban insultán-
dola.
Cuando murió, la Iglesia le negó sepultura.
Los hijos de los días
Eduardo Galeano
Buenos Aires, Siglo XXI Editores, abril de 2012.
Página 210.
* Agradecemos a Eduardo Galeano y a Siglo XXI Editores la posibilidad de reproducir este texto.
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