Un robot cirujano ayuda en la lucha contra la calvicie
Bautizado como Artas, ya está disponible en la Argentina; su función es agilizar y mejorar el microtrasplante capilar
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Sebastián A. Ríos
SÁBADO 19 DE MARZO DE 2016
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Cuando Adrián entró al quirófano, el robot estaba allí. Un nutrido equipo de médicos y técnicos rodeaba al imponente Artas y a su brazo robótico, aquel que en cuestión de minutos habría de, literalmente, meter mano en la cabeza de Adrián para mejorar su cabellera. Artas es el primer robot quirúrgico del mundo especialmente diseñado para la extracción de unidades foliculares, de las cuales, una vez reimplantadas, crecerán pelos capaces de cubrir las áreas raleadas del cuero cabelludo. Artas es, también, el segundo robot "cirujano" disponible en la Argentina, después de Da Vinci, que se dedica a operaciones de próstata, entre otras.
A un mes del procedimiento, Adrián, de 46 años, asegura que caer en mano del robot fue "fantástico: no sentís nada, no te queda ninguna cicatriz". Juan Pablo, de 39, también paciente de Artas, coincide: "Yo ya me había hecho hace años un implante con la técnica antigua, en la que queda una cicatriz en la zona de donde se saca una lonja de piel con pelo, y esto es diferente: no hay dolor en la zona tratada -sí un poquito de sensibilidad y nada más-, y lo más importante es que no hay ninguna cicatriz".
El robot experto en microtrasplante capilar se encuentra en funcionamiento en una de las sedes de Medical Hair, pero se espera que nuevas unidades comiencen pronto a mover sus brazos en distintas instituciones y ciudades del país. Esta semana fue presentado en sociedad, en una reunión de prensa en la que se pasó revista a los múltiples beneficios que conlleva su uso en el tratamiento de la alopecia (o calvicie): "La forma en que realiza la extracción provoca menos daño en el área donante, lo que hace que el posoperatorio, al no haber sutura ni tumescencia en la región, tenga una recuperación mucho más rápida", destacó Arturo González Marlia, médico especialista en medicina estética y director médico de Medical Hair. Adrián, por su parte, confirma esos dichos: "Yo, que hago deporte, a los pocos días estaba de vuelta entrenando sin ningún tipo de dolor".
Más veloz, más preciso
Los médicos tratantes refieren muchos beneficios que no necesariamente son percibidos por los pacientes. Para comprenderlos conviene hacer una breve descripción del procedimiento de microimplante capilar. "Por un lado está la extracción de las unidades foliculares; por otro, su trasplante -distinguió Néstor Ricardo Spagnuolo, médico especialista en cirugía plástica, estética y reparadora, también director médico de Medical Hair-. La técnica manual implica la extracción y el trasplante de entre 2000 y 3000 unidades (que representan entre 7000 y 9000 cabellos), procedimiento que demanda unas 12 horas en promedio si se realiza mediante la técnica manual."
Artas da una mano en la primera (y más crucial) parte del procedimiento: "El robot retira por hora hasta 9000 unidades foliculares, lo que permite reducir sensiblemente el tiempo del procedimiento", cuenta Spagnuolo. Claro que no se trata sólo de rapidez: "El robot lo hace en menos tiempo, pero también en forma más precisa y más exacta". Ya que -como todo buen robot- no se cansa ni traduce luego ese cansancio en un menor rendimiento que crece a medida que pasan las horas y los folículos.
Cuenta Marlia que "el robot posee dos lectores láser que realizan un escaneo de la zona a tratar. Primero determina el número de unidades foliculares por centímetro cuadrado, luego la cantidad de pelos por unidad y, finalmente, da al equipo médico la oportunidad de elegir cuáles extraer. Además analiza mediante un algoritmo el ángulo de inclinación y la dirección de los pelos, para que luego la extracción sea más eficiente, con menos daño que en una intervención manual".
Claro que de todos esos detalles el paciente ni se entera. En su lugar, los cambios percibidos son la recuperación más rápida en el posoperatorio, pero también una mayor comodidad durante el procedimiento (que además es más breve). "El paciente es operado en un sillón ergonómico, que lo coloca en una posición muy cómoda", cuenta Spagnuolo. Adrián lo confirma: "Uno pone la cabeza en la misma posición que en una camilla de masajes, recibe una anestesia local y no siente nada".
Juan Pablo agrega: "La posición que uno adopta como paciente es parecida a estar sentado en una moto, con la cabeza mirando al piso. Luego te tensan la zona a tratar, programan al robot y vos no te podés mover mientras éste trabaja. Es todo muy cómodo e indoloro. Por supuesto tenés anestesia y es como ir al dentista: duele más el pinchazo de la anestesia que lo que viene después".
Ahora, Adrián y Juan Pablo esperan a que en los próximos meses los folículos implantados hagan su trabajo y pueblen sus cabelleras. Artas, por su parte, sigue allí, en el quirófano, moviendo una y otra vez su incansable brazo articulado capaz de alcanzar grados de movilidad superiores a los de la muñeca humana. Los médicos, finalmente, no dejan de maravillarse.
"Los que tenemos más de 30 años de cirujanos jamás hubiésemos pensado que íbamos a trabajar con un robot a nuestro lado", concluyó Spagnuolo.
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