Van a la escuela y hacen la tarea “conectados”
LA VUELTA AL AULA
Los chicos manejan apps en sus equipos para hacer tareas. Los maestros sienten la necesidad de incorporar las nuevas tecnologías.
Empieza un nuevo ciclo lectivo y muchos padres todavía tienen tiempo para comprarles a sus hijos equipos tecnológicos que les ayuden en la vida escolar, académica y también para entretenerse. Las tecnologías de la comunicación (TIC) ya forman parte de la vida cotidiana y no podemos eludirlas. Hoy por hoy, la mayoría de los chicos tiene grupos de Whatsapp para concretar tareas con sus compañeros.
Aunque los establecimientos educativos, en su mayoría, no tienen conexión WiFi, las tecnologías 3G y 4G cuentan con la posibilidad de conectarse de manera independiente.
Lucrecia, que va al colegio del Huerto, usa un celular Samsung para comunicarse con sus compañeras. Ella tiene cinco grupos en Whatsapp, y entre ellos, el del colegio. “Es mucho más fácil, porque si yo falto, sé cuáles son las tareas que tengo que hacer sin haber ido a clase -dice-. Además nos pasamos links para completar datos que pasamos por alto a la hora de hacer la tarea”.
Rosario Sansierra, o Rochi como la conocen sus amigas, cuenta que usa varias apps en su tablet. “Uso el Imo para hacer videollamadas a mis papás y amigas. Es muy real y rápido”, dice Rosario, que admite que consulta en Google el significado de palabras en latín de las clases de Catequesis de cuarto grado del Santa Rosa.
Una de las discusiones que surgen en torno a la tecnología es si los celulares y tablets pueden ser agentes de distracción o una herramienta pedagógica útil. “En el colegio no usamos la tablet o el celu para jugar. Sí chateamos para comunicarnos. Pero está prohibido usarlo en horas de clase, cuando estamos haciendo las tareas”, cuenta Rosario. También explica que sus padres la dejaron usar la tablet cuando cumplió ocho años y el celular, recién podrá usarlo cuando cumpla los 11. “Para usarlos con responsabilidad y para que no nos distraigamos”, explica.
Victoria y Candela Piñero usan el Ipad de su papá, Marcelo, cuando necesitan hacer las tareas. “Cuando hacemos los deberes de geografía usamos el World Atlas. La información está organizada en categorías para consultar la información de cada país, población, moneda, bandera, entre otras cosas. Las montañas se ven muy bien y podemos ver hasta el colegio”, cuentan asombradas las chicas, que van al San Carlos. “También recurren al PowerPoint para hacer presentaciones mediante diapositivas”, cuenta Marcelo.
“Yo uso el Mathway para resolver problemas matemáticos y ecuaciones de física. Y el GeoGebra que mezcla álgebra y hasta un poco de cálculo. Ponés una función y te sale la gráfica. Y podemos programar y animar”, explica Pablo Medina, que va a primer año de la secundaria en el Instituto Técnico. “Por ejemplo, usamos el Quimidroid para armar compuestos hidróxidos y sales. Es muy útil en las clases de Química”, recomienda.
Mediación docente
Algunos docentes se resisten a la tecnología en el aula, a otros les es indiferente. La escuela se convierte así en un espacio temido por muchos profesores o en un aburrimiento inconsolable de los alumnos. Sin embargo, aquellos maestros que sepan manejar las nuevas tecnologías pueden convertir una clase tediosa en algo sumamente entretenido y gratificante. “Se trata de ir buscando estrategias docentes con tecnología audiovisual que aporten cierto bienestar entre los más jóvenes”, propone Deborah Merlo, asesora pedagógica de la primaria del colegio Nueva Concepción. El año pasado la institución equipó con pizarras digitales e interactivas Mimio a sus aulas 2.0. “Promovemos un uso racional y coherente de la tecnología. Los chicos pueden buscar información en Google, pero son los docentes los que convierten esa información en conocimiento”, opina Merlo.
Mariana Díaz Salazar, profesora del Santa Catalina y de la Sarmiento, admite que usa Whatsapp para coordinar acciones con sus alumnos, difundir las tareas escolares e informar sobre eventos que realizan las instituciones. “Al principio las maestras nos negábamos a usarlo porque queríamos mantener la distancia clásica entre nosotras y ellos. El uso de Whatsapp y de Facebook se hizo imprescindible en estos tiempos”, advierte la maestra.
Aunque los establecimientos educativos, en su mayoría, no tienen conexión WiFi, las tecnologías 3G y 4G cuentan con la posibilidad de conectarse de manera independiente.
Lucrecia, que va al colegio del Huerto, usa un celular Samsung para comunicarse con sus compañeras. Ella tiene cinco grupos en Whatsapp, y entre ellos, el del colegio. “Es mucho más fácil, porque si yo falto, sé cuáles son las tareas que tengo que hacer sin haber ido a clase -dice-. Además nos pasamos links para completar datos que pasamos por alto a la hora de hacer la tarea”.
Rosario Sansierra, o Rochi como la conocen sus amigas, cuenta que usa varias apps en su tablet. “Uso el Imo para hacer videollamadas a mis papás y amigas. Es muy real y rápido”, dice Rosario, que admite que consulta en Google el significado de palabras en latín de las clases de Catequesis de cuarto grado del Santa Rosa.
Una de las discusiones que surgen en torno a la tecnología es si los celulares y tablets pueden ser agentes de distracción o una herramienta pedagógica útil. “En el colegio no usamos la tablet o el celu para jugar. Sí chateamos para comunicarnos. Pero está prohibido usarlo en horas de clase, cuando estamos haciendo las tareas”, cuenta Rosario. También explica que sus padres la dejaron usar la tablet cuando cumplió ocho años y el celular, recién podrá usarlo cuando cumpla los 11. “Para usarlos con responsabilidad y para que no nos distraigamos”, explica.
Victoria y Candela Piñero usan el Ipad de su papá, Marcelo, cuando necesitan hacer las tareas. “Cuando hacemos los deberes de geografía usamos el World Atlas. La información está organizada en categorías para consultar la información de cada país, población, moneda, bandera, entre otras cosas. Las montañas se ven muy bien y podemos ver hasta el colegio”, cuentan asombradas las chicas, que van al San Carlos. “También recurren al PowerPoint para hacer presentaciones mediante diapositivas”, cuenta Marcelo.
“Yo uso el Mathway para resolver problemas matemáticos y ecuaciones de física. Y el GeoGebra que mezcla álgebra y hasta un poco de cálculo. Ponés una función y te sale la gráfica. Y podemos programar y animar”, explica Pablo Medina, que va a primer año de la secundaria en el Instituto Técnico. “Por ejemplo, usamos el Quimidroid para armar compuestos hidróxidos y sales. Es muy útil en las clases de Química”, recomienda.
Mediación docente
Algunos docentes se resisten a la tecnología en el aula, a otros les es indiferente. La escuela se convierte así en un espacio temido por muchos profesores o en un aburrimiento inconsolable de los alumnos. Sin embargo, aquellos maestros que sepan manejar las nuevas tecnologías pueden convertir una clase tediosa en algo sumamente entretenido y gratificante. “Se trata de ir buscando estrategias docentes con tecnología audiovisual que aporten cierto bienestar entre los más jóvenes”, propone Deborah Merlo, asesora pedagógica de la primaria del colegio Nueva Concepción. El año pasado la institución equipó con pizarras digitales e interactivas Mimio a sus aulas 2.0. “Promovemos un uso racional y coherente de la tecnología. Los chicos pueden buscar información en Google, pero son los docentes los que convierten esa información en conocimiento”, opina Merlo.
Mariana Díaz Salazar, profesora del Santa Catalina y de la Sarmiento, admite que usa Whatsapp para coordinar acciones con sus alumnos, difundir las tareas escolares e informar sobre eventos que realizan las instituciones. “Al principio las maestras nos negábamos a usarlo porque queríamos mantener la distancia clásica entre nosotras y ellos. El uso de Whatsapp y de Facebook se hizo imprescindible en estos tiempos”, advierte la maestra.
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