Plaza de los Escritores o Don Bosco, los nombres que quieren los vecinos
El espacio verde de Rojas Paz y San Lorenzo no tiene nombre, según lo reveló LA GACETA.
Hace 23 Hs 2
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LIMPIEZA. Operarios municipales realizaron un desmalezamiento en la plaza pero no retiraron el pasto cortado.LA GACETA / Foto Luis Cazzullo.-
La plaza del barrio Ojo de Agua (calle Pablo Rojas Paz entre San Lorenzo y Las Piedras) amaneció el jueves con el pasto más corto, pero todavía sin nombre. A partir de esa falta de identidad, LA GACETA les preguntó a los vecinos: ¿qué nombre elegirían para bautizar la plaza?
Los jóvenes propusieron el nombre Plaza de los Escritores. “Por aquí hay muchas calles que tienen nombres de escritores argentinos, como Pablo Rojas Paz, Leopoldo Lugones o Benito Lynch. Quedaría bueno ese nombre”, propuso Patricio Cervantes, quien, casualmente, lleva el apellido del autor del Quijote de la Mancha. Aunque aclaró que antes del bautismo se tendría que contratar un placero: “necesitamos alguien que controle. Pasan todos los días y a toda hora los carreros. Nosotros no los podemos confrontar porque no es nuestro deber y son violentos”.
Carmen Rosas coincidió con la postura de Cervantes: “tiene que tener un nombre distinto, algo más moderno, porque ya tenemos muchos nombres de próceres. Me gusta Plaza de los Escritores”.
La otra postura
Por otro lado están aquellos vecinos que llevan más tiempo en el barrio. Propusieron como nombre plaza Don Bosco. Esa es la postura de Norma Parrilla, que vive desde hace 50 años en el barrio.
“Esto se inauguró en 1967 como barrio Don Bosco, pero como había un ojo de agua lo empezaron a llamar así y ya le quedó”, relató. Por eso considera que se debería bautizar la plaza con el nombre antiguo del barrio. “Siempre fue importante, ahí nos juntábamos a reclamar con los otros vecinos por el pavimento y las cloacas”, rememoró.
Frente a la plaza vive Olga Grimaldi, otra de las primeras residentes. Coincide con Parrilla: “para mí siempre se llamó Don Bosco”.
Cecilia Rossi estaba más indecisa, le agradaban los dos nombres. Pero se decantó más por el de Don Bosco. “Es que lo amo a él”, reveló.
Otras opciones
En la entrada de su casa, Carlos Maldonado regaba el jardín. Según su opinión, el espacio debería ser bautizado como plaza Florinda Leguizamón (ex dirigente de ATEP). “Fue la única que luchó por los jubilados de Tucumán”, arguyó.
Según Federico Armanini, el nombre debería estar relacionado con la niñez. “Yo le pondría Plaza de la Alegría, porque me recuerda a cuando éramos chicos, cuando nos podíamos quedar hasta tarde sin tener miedo. Ahora por acá escuchás una moto y ya empezás a sentir miedo”, sostuvo.
También estuvieron los que recurrieron a la ironía para formular nombres. “Ponganlé plaza Juan Manzur para ver si el gobernador se acuerda alguna vez de este lugar”, bromeó Gonzalo Dantur. Luego manifestó que sería conveniente llamarla plaza Pablo Rojas Paz: “para que sea más fácil de ubicar la calle”.
Los jóvenes propusieron el nombre Plaza de los Escritores. “Por aquí hay muchas calles que tienen nombres de escritores argentinos, como Pablo Rojas Paz, Leopoldo Lugones o Benito Lynch. Quedaría bueno ese nombre”, propuso Patricio Cervantes, quien, casualmente, lleva el apellido del autor del Quijote de la Mancha. Aunque aclaró que antes del bautismo se tendría que contratar un placero: “necesitamos alguien que controle. Pasan todos los días y a toda hora los carreros. Nosotros no los podemos confrontar porque no es nuestro deber y son violentos”.
Carmen Rosas coincidió con la postura de Cervantes: “tiene que tener un nombre distinto, algo más moderno, porque ya tenemos muchos nombres de próceres. Me gusta Plaza de los Escritores”.
La otra postura
Por otro lado están aquellos vecinos que llevan más tiempo en el barrio. Propusieron como nombre plaza Don Bosco. Esa es la postura de Norma Parrilla, que vive desde hace 50 años en el barrio.
“Esto se inauguró en 1967 como barrio Don Bosco, pero como había un ojo de agua lo empezaron a llamar así y ya le quedó”, relató. Por eso considera que se debería bautizar la plaza con el nombre antiguo del barrio. “Siempre fue importante, ahí nos juntábamos a reclamar con los otros vecinos por el pavimento y las cloacas”, rememoró.
Frente a la plaza vive Olga Grimaldi, otra de las primeras residentes. Coincide con Parrilla: “para mí siempre se llamó Don Bosco”.
Cecilia Rossi estaba más indecisa, le agradaban los dos nombres. Pero se decantó más por el de Don Bosco. “Es que lo amo a él”, reveló.
Otras opciones
En la entrada de su casa, Carlos Maldonado regaba el jardín. Según su opinión, el espacio debería ser bautizado como plaza Florinda Leguizamón (ex dirigente de ATEP). “Fue la única que luchó por los jubilados de Tucumán”, arguyó.
Según Federico Armanini, el nombre debería estar relacionado con la niñez. “Yo le pondría Plaza de la Alegría, porque me recuerda a cuando éramos chicos, cuando nos podíamos quedar hasta tarde sin tener miedo. Ahora por acá escuchás una moto y ya empezás a sentir miedo”, sostuvo.
También estuvieron los que recurrieron a la ironía para formular nombres. “Ponganlé plaza Juan Manzur para ver si el gobernador se acuerda alguna vez de este lugar”, bromeó Gonzalo Dantur. Luego manifestó que sería conveniente llamarla plaza Pablo Rojas Paz: “para que sea más fácil de ubicar la calle”.
El pasto corto no alcanza
Operarios municipales desmalezaron la plaza pero no levantaron los residuos
En su edición del miércoles, LA GACETA había consignado el estado de abandono de la plaza: césped alto y hamacas herrumbradas. A partir de las denuncias publicadas en el diario, empleados municipales realizaron operaciones de mantenimiento en el espacio verde. A pesar de que el pasto estaba más corto, Olga Parrilla, que vive en diagonal a la plaza, se quejó porque los empleados no recogieron la maleza recién cortada. “De nada sirve que corten si no van a levantar toda esa amalgama de pasto y productos químicos”, protestó.
Operarios municipales desmalezaron la plaza pero no levantaron los residuos
En su edición del miércoles, LA GACETA había consignado el estado de abandono de la plaza: césped alto y hamacas herrumbradas. A partir de las denuncias publicadas en el diario, empleados municipales realizaron operaciones de mantenimiento en el espacio verde. A pesar de que el pasto estaba más corto, Olga Parrilla, que vive en diagonal a la plaza, se quejó porque los empleados no recogieron la maleza recién cortada. “De nada sirve que corten si no van a levantar toda esa amalgama de pasto y productos químicos”, protestó.
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