NARRATIVA BREVE (III)
«Ojitos de vidrio»
Por Ninfa Estela Duarte Torres
RECOSTADA FRENTE AL hogar, atizando el fuego de vez en cuando, había pasado la tarde entera, sumida en mil pensamientos, tratando de explicar los por qué de tantas cosas y acariciando mi propia alma para acallar los duendes que se instalaron en ella desde aquel día.
Voy hasta la ventana cuyos vidrios se habían puesto rojizos con los últimos rayos del sol de invierno. Era julio, y triste el paisaje. No por la lluvia, ni por las nubes negras; no era por el frío que me erizaba la piel, ni siquiera por lo gris. El paisaje triste estaba en mi alma, que, con sus recuerdos, volvía en cada atardecer, y, más aún, cuando la lluvia me impedía salir.
Embelesada, miro el paisaje seco de los árboles de julio, negros nubarrones movedizos, el ocaso lejano, la estancia en penumbra y un silencio pesado dentro del pecho. Llovía también en mi alma dolorida, mientras de mis resecos labios brotaba la misma pregunta de siempre:
—¿Por qué, ¿Señor, por qué te lo llevaste…?
Mi mano, inconsciente, acaricia el paño amarillo suave, ojitos de vidrio, y, de nuevo, los duendes bailándome dentro; como un leve ensueño flotando en la sala, se me nublan los ojos… De pronto, apenas un murmullo lejano… Escucho mi nombre dicho entre sollozos. ¿Fantasía tal vez o realidad?
[…]
NOTA del EDITOR
Un relato retrospectivo lleno de ternura. ¿Puede cobrar vida un recuerdo? El reencuentro madre-hijo a través de un juguete infantil. El tacto de la mano de una madre... ¿Tanto puede el amor maternal? Una historia que me ha emocionado como ninguna otra. Lo reconozco... La autora: ¡Ninfa Estela...! ¡No podía ser otra...!
Lectura completa: http://www.gibralfaro.uma.es/narbreve/pag_2073.htm
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