Dolores Helguero: el romance que selló el vínculo de Belgrano con Tucumán
El General vivió en la provincia hasta poco antes de su muerte; con quiénes se vinculó y cómo era la ciudad que habitó.
A pesar de haber frecuentado los salones europeos y porteños, las universidades, importantes despachos oficiales y las tertulias más destacadas de su tiempo, aquel hombre culto, inteligente, “de mundo”, encontró su querencia lejos de aquellas luces. Lo hizo en una ciudad por entonces chata, pequeña, de veranos agobiantes y rodeada por selvas impenetrables, donde el comercio constituía la principal fuente de riqueza y los estamentos sociales estaban muy marcados. Aquel hombre fue Manuel Belgrano (de cuya muerte se cumplen 200 años este sábado) y la ciudad, San Miguel de Tucumán. Además de haber sido el escenario de su primer gran triunfo militar, fundamental para el proceso independentista, fue el sitio en el que habitó hasta poco antes de su muerte, donde vivió uno de sus grandes romances y la ciudad natal de su hija, Manuela Mónica.
“La tucumana era una sociedad estamental. Ser cura o doctor era muy importante, porque brindaba una posibilidad de ascenso social. Cuando se produce la Guerra de la Independencia se genera una militarización de la sociedad. La milicia va a ser también una carrera de ascenso social”, describe la historiadora Elena Perilli de Colombres Garmendia, vicepresidenta de la Junta de Estudios Históricos de Tucumán.
- ¿Cómo era el Tucumán que conoció Belgrano?
- Era una ciudad de comerciantes. Tucumán siempre había tenido vinculación con el Alto Perú mediante el tráfico de mulas. Además, era un gran exportador de suelas y de carretas. Con la Revolución cambia el eje, se cierra el acceso al Océano Pacífico y se abren las puertas hacia el Atlántico. Se vincula con Buenos Aires, porque necesita el puerto. En Tucumán había hacendados, pero el perfil más habitual era el del hombre empresario.
- A pesar de lo ingrato que fue Tucumán con Belgrano en sus últimos años, él construye lazos muy fuertes en la provincia...
- Tenía un lazo muy fuerte con Tucumán. Estuvo desde 1812, cuando se hizo cargo del ejército. Se alejó en 1814, al entregarle el mando a San Martín. Tras una misión diplomática en Europa volvieron a nombrarlo jefe del ejército. Entre 1812 y 1820, Belgrano estuvo muy ligado a esta tierra. Al llegar se integró a la sociedad. Fue a visitar a las familias principales, que lo invitaban a sus reuniones. Era un hombre encantador, de mundo, que había conocido los salones de Europa. Debió haber sido una persona que disfrutaba de los encuentros sociales. Por ejemplo, frecuentaba la casa de Salvador Alberdi, el padre de nuestro Juan Bautista. De hecho, Juan Bautista recuerda que Belgrano lo llevó alguna vez a pasear a caballo. Y, por supuesto, había una vinculación muy estrecha con los oficiales. Él era muy exigente, pero logró cultivar un vínculo profundo con Jerónimo Helguera, con Emidio Salvigny y con Francisco Pinto (chileno). Esos tres oficiales se casaron con tres niñas Garmendia Alurralde.
- ¿Cuándo y en qué circunstancia conoce a Dolores Helguero?
- Al mismo tiempo que trabajaba con la tropa realizaba otras actividades, entre ellas, las sociales. Así conoció a Dolores Helguero. En 1812, Dolores era muy jovencita. En el baile que se realizó en la casa de los Aráoz para celebrar la Declaración de la Independencia, en 1816, posiblemente ya estaba enamorado de ella. De esa relación nació su hija, Manuela Mónica.
- ¿Se puede decir que el verdadero compromiso de hombres como Belgrano era la patria y no sus relaciones afectivas?
- Son conjeturas. El padre Jacinto Carrasco conjetura que Belgrano habría dado su palabra de casamiento, pero lo cierto es que no se casó. Tampoco hay documentación de otras relaciones. Indudablemente no llegó a formular ningún compromiso. En el caso de Manuela Mónica, le encargó al Cabildo que con lo que resultara de las tierras que le pertenecían, se pagaran las deudas y que el remanente quedara para Manuela en concepto de heredad. Fue un reconocimiento para ella. Además, le pidió a su hermano Domingo Estanislao, que era sacerdote, que la educara. Hay que pensar en el contexto de la época. Belgrano no podía preguntar por su hija ni siquiera a sus amigos. Él pedía a diario noticias de la “niñita”. Además, la relación con Dolores Helguero no era muy bien vista. Había una serie de cánones que no se podían saltar.
- ¿Qué representó Belgrano para la región?
- Fue un hombre clave. Y lo que me parece importante es pensarlo como un civilizador. Pasa 16 años en el Consulado de Comercio de Buenos Aires, donde desarrolla sus ideas. No pensaba en ser general. Pero al tiempo que avanzaba con los ejércitos iba fundando ciudades, se preocupaba por crear escuelas, quería fomentar la agricultura...
- ¿Qué lecturas recomienda para entender el impacto de Belgrano en el norte argentino?
- No hay que dejar de leer las memorias del General Paz y las de Gregorio Aráoz de La Madrid. Además, hay muchos trabajos. Por ejemplo, “Porteños, provincianos y extranjeros en la Batalla de Tucumán”, de Carlos Páez de la Torre (h) y Sara Peña. Es una compilación de los que participaron en la batalla. El trabajo de Miguel Ángel de Marco, ex presidente de la Academia Nacional de Historia, es interesante. Y, por supuesto, la obra de Bartolomé Mitre es insoslayable.
Libros y redes
Homenaje de la junta de estudios históricos
Entre otras actividades, la Junta de Estudios Históricos de Tucumán (presidida por Teresa Piossek Prebisch) viene publicando en su página de Facebook (facebook.com/juntahistoria ) una serie de artículos titulados “Belgrano, según los historiadores”. Cada posteo está compuesto por fotos y por textos breves aportados por diferentes estudiosos. Tratan sobre la historia de Belgrano en Tucumán, su paso por las provincias del norte y las creencias que defendió hasta sus últimos días. Elena Perilli de Colombres Garmendia, vicepresidenta de la Junta, dijo que está en proceso de elaboración un libro que abordará de manera integral el aporte de Belgrano a nuestra patria.
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