Poesías ...Amparo Iglesias Luque
A salvo.
Cuando llegue el fin
de las palabras escritas en folios de papel blanco,
con un lápiz afilado para agujerearte el corazón
y que se desangre en versos,
cuando llegue el día en el que el sonido de unos pasos
no nos recuerde a unos pies concretos
caminando por el pasillo de casa,
cuando todo el amor no sea más que superfluo y convencional,
estarán solo a salvo aquellos que abren el armario y
su camisa favorita sigue siendo esa sin botones
que huele a perfume pasado de moda.
Estarán a salvo quienes siguen deseando
que la esquina de su calle
no sea más que un muro donde él pueda apoyarse
para esperar a sus encantos
que andan pintándose los labios en el espejo del baño.
Quedarán en pie aquellos que se visten
para que otras manos los desnuden
con la paciencia de quien trata de aprenderse de memoria
cuantas pecas caben en una nariz.
Solo estarán a salvo quienes ven belleza
en un montón de ropa tirada por el suelo,
mientras dos pies se vuelven a conocer
debajo de las sábanas.
Lo estarán aquellos que solo sepan fumar de otras manos,
de otras ganas, de tabaco en boca ajena;
aquellos que tengan tantos vicios como motivos.
Y tantas razones como metas.
A los que respirar les recuerde
que el paso de los años no es tan mala señal.
Van a sobrevivir aquellos que empiezan
una nueva vida todos los días;
los que despiertan con ganas de comerse su mundo particular
que está haciendo café en la cocina.
Cuando vengan los tiempos sin poesía,
sin manos frías debajo de su sudadera,
cuando vengan las noches en vela
en las que no queden recuerdos a los que llorar,
solo van a sobrevivir quienes escribieron en su diario
algo sobre una sonrisa,
sobre una carta que escoden bajo la mesita,
sobre esa canción que encajaba tan bien en sus caderas.
Quedarán aquellos que guardan unos vaqueros
porque a él le gustaba como le sentaban a su culo,
aunque hace años que no quepan en ellos;
seguirán a los que no les ha importado vivir de rodillas
por estar más cerca de unos tobillos
a los que había que convencer de que se quedaran.
Van a salvarse quienes han desestructurado su vida
para darle sentido a la de otro;
aquellos que han cruzado deprisa y con los ojos cerrados
cuando el semáforo estaba en rojo;
quedarán los que no saben de pretextos,
que no tienen más Biblia ni plegarías
que un puñado de promesas.
Cuando no queden genios ni escépticos
y nadie recuerde quien escribió aquello de ‘’poesía eres tú’’,
cuando quinientas noches empiecen a parecernos muchas
y creamos que Sabina exageraba,
solo van a quedar en pie los que crean
que unos gemidos en el oído adecuado,
siguen pareciendo música.
Y encuentran rimas entre los huecos de otras costillas.
Cuando ya nadie se lie la vida
con el arte de un yonki de carretera,
cuando nadie haga cola durante horas
para dejarse la voz en un concierto,
cuando ya no se guarden entradas de cine o billetes de autobús;
cuando todo el mundo se empeñe en olvidar el pasado
y no sientan el cosquilleo en la tripa
al levantarse la falda de la niña más guapa
de toda la capital,
cuando todo eso pase,
solo van a sobrevivir aquellos que de un escote,
se quedan con los lunares y no con la caída.
Los que saben cuantos huesos
se te marcan en las rodillas
al cruzar las piernas con ese aire de femme fatale
que se te escapa
cuando quieres ser el centro de su mirada.
Y es que cuando todos caminen
sin pararse a leer ni uno solo de los carteles
de esos señores que duermen en la calle,
nos habremos dejado el corazón tan escondido
que habrá acabado en alguna oficina de objetos perdidos.
Cuando creamos que las locuras por amor
no son más que una leyenda,
solo van a salvarse quienes fotografiaron a alguien
recién levantado
y guardaron las fotos en un álbum
al que llamaron ‘’hogar’’.
Y es que, cuando todos olviden
que pueden ser héroes,
yo VOY-A-TENERTE,
y entonces, como aquel al que le sale el primer sonido
de una guitarra con la que lleva meses batallando,
VOY-A-SENTIRME-EN-CASA.
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