Colonias en debate: una decisión que enfrenta a padres e hijos


Muchos chicos las consideran como una imposición y los adultos, como un ambiente seguro para dejarlos mientras trabajan
LA NACION
MIÉRCOLES 28 DE DICIEMBRE DE 2016
En el Abierto Tenis Club hay una colonia enfocada en el deporte para atraer a los chicos
En el Abierto Tenis Club hay una colonia enfocada en el deporte para atraer a los chicos. Foto: LA NACION
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"El agua de la pileta está fría y cuando llueve se embarra todo y me resbalo. Los «profes» me gustan, pero no nos dejan jugar a lo que queremos. Cuando la cancha de fútbol está vacía nos dicen que no se puede. Prefiero el colegio porque, al menos, estoy con mis amigos. En la colonia no conozco a muchos de los chicos y me da vergüenza. Ya le dije a mi mamá que este año no quiero ir". Estas son las razones que repite Tomás Lombardi, de 7 años, cada vez que su madre trata de convencerlo de que la colonia es un buen plan para sus vacaciones.
Terminaron las clases y las negociaciones en las familias siguen abiertas: colonia sí o no. Muchos de los padres que trabajan no tienen otra opción. A ellos, la psicóloga Paula Martino les sugiere que les expliquen a los chicos que éste es el mejor de los escenarios. Además, la especialista a cargo del área de niños y adolescentes de Swiss Medical aconseja: "Sería bueno proponer algo diferente al momento del reencuentro luego del trabajo, algo que puedan hacer juntos y que le devuelva la connotación de vacaciones y de tiempo compartido en familia".
Para los que sí tienen la posibilidad de quedarse en casa, la negociación suele ser más ríspida. Para muchos de estos padres, la sola idea de pensar que sus hijos van a estar encerrados toda la tarde en un departamento, con la tablet o la consola de juegos a disposición, resulta aterradora. En la colonia, argumentan los adultos, están al aire libre y en un entorno seguro, comparten tiempo con otros chicos. Pero, sobre todo, señalan, tienen aseguradas unas cuantas horas lejos de las pantallas.
"La colonia no significa lo mismo para todos los chicos. Para algunos equivale a una penitencia; para otros es una escolaridad de verano y están los que la ven como algo recreativo", apunta Susana Mauer, psicóloga y especialista en temas de niñez. Sin embargo, advierte que la colonia no debe ser considerada como "una medicina antipantalla".
Lo ideal, según los especialistas consultados por la nacion, es escuchar a los hijos, y a cada uno en particular porque no siempre los gustos de los hermanos coinciden. Y si se trata de negociar, ambas partes deberán ceder en algo. "Es bueno que haya variantes que la hagan flexible: medio turno, tres veces por semana, elegir la colonia a la que vayan los amigos o en la que haya actividades acorde con sus preferencias", sugiere Mauer.
Con esa estrategia como imán, el Abierto Tenis Club inauguró este año su campo de verano para chicos, donde la actividad central está en manos de Alejandro Lombardo y Hernán Gumy, entrenadores desde hace 20 años en el circuito profesional de tenis. "Es una propuesta más específica, dividida por niveles y por edades, pero con el objetivo de que los chicos experimenten un tipo de entrenamiento distinto al de una escuela de tenis tradicional. Claro que son chicos y la idea es que se diviertan, pero también que aprendan y puedan perfeccionarse", cuenta Lombardo.
Mariano Komar tiene 11 años, y decidió sumarse al curso intensivo de tenis. "Durante el año, él hace mucho deporte. Compite en fútbol y también juega al rugby y al tenis. Como en el verano las escuelas deportivas del club entran en receso, ésta fue una buena opción para engancharlo en algo -admite su padre, Alberto-. Con una colonia tradicional no quiere saber nada".

Diversión

Carlos Mikey es profesor de educación física y desde hace 38 años dirige una colonia, en la que no se enseña ningún deporte en particular. "Los chicos vienen a divertirse. No a todos les gusta competir y hacer deportes. La idea es que sea un espacio recreativo y donde puedan hacer lo que más les gusta". En esta colonia, como en la mayoría de las propuestas de los clubes porteños, los dispositivos tecnológicos quedan afuera. "Les pedimos especialmente a los padres que cumplan con este requisito. Ni tablets ni celulares. Estamos en contacto con la tierra y el aire libre, y así como los juegos deportivos están presente también hay talleres de arte, circo, malabares y teatro", detalla.
En un camino intermedio está la propuesta de la Escuela de fútbol Claudio Marangoni, en San Isidro, donde los esquemas están armados en función de las edades. "De 3 a 5 años las actividades se parecen más a las de un kinder; de 6 a 9 es un mix entre la recreación deportiva y el juego; y de 10 a 16 proponemos clínicas deportivas más específicas", explica Luciano Zampa, el responsable de comunicación de la escuela.
Pero si todo parece estar tan adecuado al gusto y las necesidades de los chicos, ¿por qué se resisten a ir a la colonia? "Porque hay propuestas que se parecen más a una escuela que a un espacio de recreación. O porque todos los años repiten el mismo esquema y los chicos se aburren", opina Mikey.
Desde la mirada de una madre, Fernanda Díaz ensaya algunas respuestas. "Con mi hija mayor nunca hubo que negociar nada. A ella le divertía ir a la colonia. Con la menor, que hoy tiene diez años, intenté todo tipo de negociaciones y trueques. Traté de seducirla de mil maneras y nunca logré mi objetivo. Muchas veces creemos que lo mejor para ellos es lo que nos resulta mejor a nosotros. No queremos que se aburran, y, a veces, no sólo es necesario, sino que es enriquecedor".

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