Eline Snel: "Una mente no estresada aprende mejor"


La terapeuta holandesa desarrolló un método de mindfulness para chicos que busca estimular la capacidad de atención enfocando no sólo en el entorno sino también en los sentimientos
LA NACION
SÁBADO 14 DE MAYO DE 2016
Eline Snel durante su visita a Buenos Aires
Eline Snel durante su visita a Buenos Aires. Foto: Diego Spivacow / AFV
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Tranquilos y atentos como una rana. Ésa es la actitud que propone Eline Snel que adopten los chicos y, para lograrlo, esta terapeuta holandesa desarrolló un método de mindfulness especial para niños, que tiene como objetivo estimular la capacidad de atención. Una atención enfocada hacia el entorno, sí, pero también hacia los sentimientos propios y ajenos; ésa es la forma que -sostiene Snel- les permitirá enfrentar las sobreexigencias a las que hoy se ven sometidos dentro y fuera de la escuela.
Fundadora de la Academia Holandesa para la Enseñanza de la Atención Plena, Snel visitó días atrás Buenos Aires para participar del primer taller de capacitación de su método en América latina, y, también, para firmar ejemplares de Tranquilos y atentos como una rana (Ed. Kairós) en la Feria del Libro. En diálogo con Sábado, la terapeuta habló sobre las bondades de esta disciplina llamada mindfulness que abreva en la meditación, pero que -aclara- no es un mero sinónimo, y que en su país natal se enseña en las escuelas.
"Mindfulness puede ser lo mismo que la meditación, es una parte de la meditación -comienza diciendo Snel-. Pero meditación no es lo mismo que mindfulness: éste es un método educativo que incluye la meditación, pero también la reflexión, el llevar un diario, ejercicios de yoga, movimiento consciente y un compartir personal sobre experiencias que tenemos. Mindfulness quiere decir "ser consciente".
-¿Qué utilidad tiene esta práctica para los chicos?
-En estos tiempos, los niños son increíblemente inquietos, sufren de ansiedades e incertidumbres. Y una de las cosas por las que es importante enseñar mindfulness es que cuando los chicos aprenden en el colegio todo aquello necesario para triunfar en la sociedad, no aprenden nada acerca de su mundo interior. Así, sólo una parte de ellos es la educada, y cuando uno quiere modificar ciertas conductas, como el comportamiento inquieto, necesita que los niños sean conscientes de sus sentimientos, de sus pensamientos, de las señales de su cuerpo y de la tendencia a reaccionar de manera inmediata. Por eso en los cursos de mindfulness aprendemos a parar, a sintonizar, a mirar lo que nos sucede por dentro, para que ellos puedan tener una opción a la hora de responder a lo que está sucediendo.
-¿Por qué esta metodología está dirigida a chicos de entre 5 y 12 años?
-Cuanto más joven uno comience con ejercicios de mindfulness, es mejor lo que se puede lograr, especialmente en lo que respecta a las respuestas automáticas ante el estrés.
-¿El abordaje en los chicos es similar al de los adultos?
-Jon Kabat-Zinn desarrolló hace 40 años los cursos para adultos, y yo desarrollé un curso para chicos que incluye mucho más juego y meditaciones más cortas. También hay una gran diferencia en el uso de las palabras. A veces usamos la palabra "concentración", pero la mayoría del tiempo usamos la idea del foco de una linterna de bolsillo como una metáfora de cómo uno usa la atención. Uno puede apuntarla hacia afuera, hacia un sonido o un conflicto, pero también la puede dirigir hacia adentro.
-¿Cuáles son los ejercicios para los chicos?
-El ejercicio más básico es el de la rana, en el que se aprende a hacer foco en el movimiento de la respiración. Cuando uno hace foco en este movimiento, uno sale de su cabeza y entra en su cuerpo; uno realmente puede sentir el movimiento de la respiración. Y es imposible pensar al mismo tiempo en que uno es consciente de la respiración. Elegí la metáfora de la rana a,porque todos los chicos conocen las ranas, y se dan cuenta de que las ranas pueden sentarse muy quietitas, pero al mismo tiempo hacer movimientos enormes, como hace nuestra mente. En el aula, les decimos que piensen en sus vacaciones favoritas, y ahí se dan cuenta de que sus cuerpos pueden estar aquí, pero sus mentes en cualquier otro lado. Están de una manera muy juguetona entreanando el músculo de la atención. Otro ejercicio básico es el test del espagueti. Los padres habitualmente dicen a sus chicos "debes estar un poco más tranquilo" o "tranquilizate". Pero los niños no saben qué es lo que quiere decir estar calmado. En el test del espagueti les enseñamos que ellos pueden estar tan tensos como un fideo crudo, y cuando uno está así prácticamente no respira. Un montón de chicos pueden sentir esa tensión al estar permanentemente mirando una pantalla o jugando un juego de computadora, pero no son conscientes de esa tensión. Por otro lado, aprenden lo que es el sentimiento de relajación completa, comparándolo con un fideo al dente. Éste no es un ejercicio de relajación, sino que tiene que ver con ser consciente.
-¿Qué habilidades de los chicos se pueden estimular mediante el mindfulness?
-La atención como concentración es una de las cosas, pero también el ser conscientes y darse cuenta de sentimientos como el enojo, la tristeza o el miedo. Tiene más que ver con darse cuenta de que no pueden cambiar sentimientos que tienen, pero que sí pueden cambiar la forma en que se relacionan y lidian con las emociones, y así aprender a regularse emocionalmente. Lo tercero que se aprende en las lecciones de mindfulness es acerca de la compasión y la autocompasión: se dan cuenta de que la mayoría de los pensamientos como "soy un perdedor", "soy feo", "nunca voy a tener éxito" no son hechos, sino sólo interpretaciones o juicios. Además de todo lo que aprenden en los cursos de mindfulnees, la función ejecutiva del cerebro aumenta: los chicos se vuelven mejores planeadores y aumentan de forma natural las posibilidades de hallar soluciones creativas. Una mente no estresada aprende mejor.
-Las habilidades que se trabajan con mindfulness, cómo la capacidad de conectar con los sentimientos del otro, ¿están presentes en los padres de hoy?
-Algunas familias tienen una forma natural de apoyar a sus hijos cuando tienen mucho estrés o están inseguros. Otros tienen talentos para ver a sus hijos y escuchar lo que realmente están diciendo. Pero hay un montón de padres, la mayoría, que crecieron en familias que dicen "no llores", "no seas tan infantil", "no te enojes". Están muy lejos de sus propios sentimientos más incómodos, como el enojo o la tristeza. O a veces han sufrido un trauma en la infancia y se mantienen alejados de lo que es doloroso, y enseñan a los chicos a quedarse lejos de esos sentimientos. Además, en la sociedad en la que vivimos, cuando ambos padres están trabajando, muchos encuentran más fácil darles a sus hijos una tablet o un teléfono cuando están inquietos o estresados, en vez de sentarse juntos un rato.
-En su libro hay un énfasis en el uso del mindfulness para trabajar sobre los efectos de la sobreexigencia en los chicos. ¿No hay un riesgo de que los padres usen estas técnicas para poner la responsabilidad del manejo del estrés en los chicos y no analizar si la presión a la cual los están sometiendo es excesiva?
-Bueno, por supuesto, existe ese riesgo. De hecho, algunos padres simplemente tiran a sus hijos en el curso. Está presente el riesgo de de querer cambiar a los niños en vez de que los padres hagan el cambio. De todos modos, sigue siendo importante tener la posibilidad de que los niños aprendan ciertos valores de vida que se enseñan en el curso. Y cuando esta formación ocurre en el colegio, los niños aprenden a poder hablar con sus compañeros acerca de sus emociones, y se ayudan entre ellos, Luego, cuando llegan a sus casas, los niños no ignoran sus sentimientos, aunque a veces no son capaces de compartirlos con sus padres.

Tranquilos y atentos como una rana

Este libro propone una forma práctica de aplicar el método de mindfulness para niños en el hogar

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