El oficio de invertir en monedas y medallas raras y antiguas

Compra venta


En subastas, algunas piezas ya superan el US$1 millón. “Se duplicaron o triplicaron los precios en los últimos 10 años”, dicen. 
El oficio de invertir en monedas y medallas raras y antiguas
El Premio Nobel de Saavedra Lamas se vendió en más de US$1,1 millones.
El mercado de los hobbies, tradicionalmente asociado a la filatelia y la numismática, cambió drásticamente. Y los precios de algunas monedas y medallas muy raras y antiguas se dispararon muy por encima de lo que marcan los catálogos. La razón es que el coleccionismo atrajo la atención de grandes inversores y reconocidas casas de remates internacionales.“Es muy común que salgan a subasta colecciones privadas especiales, con piezas que alcanzan valores récords”, dice Fernando Perticone, secretario del CEBA(Centro Numismático de Buenos Aires).
En la Argentina, los especialistas remarcan que los precios de las monedas más buscadas “se duplicaron y hasta triplicaron en los últimos 10 años”, asegura Ezequiel Pailos, propietario de ArgCollectibles, uno de los comercios especializados. El experto da como ejemplo una moneda acuñada entre 1881 y 1883, el peso de oro de $2,5, valorada entre US$8.000 y US$12.000, según su estado de conservación.Se emitieron apenas 421 unidades de oro, de 4 gramos , es muy buscada y su valor es una referencia del mercado. Puede parecer caro, pero “hace 10 años valía entre US$3.000 y US$4.000”, aclara Pailos.
La búsqueda de piezas raras es más abarcativo. Por caso, en marzo de 2014 la medalla del Premio Nobel de la Paz de Carlos Saavedra Lamas, el primer argentino reconocido con esa distinción, fue subastada en los Estados Unidos en US$1.116.250. El comprador rechazó ser identificado, según indicó la casa de subastas neoyorquina Stack’s Bowers Galleries. “Esas piezas únicas tienen un valor inconmensurable”, agrega Ricardo Gómez, directivo de la Academia Argentina de Numismática y Medallística, y de larga trayectoria como tasador de joyas y alhajas del Banco Ciudad.
Gómez describe que una moneda o medalla tiene un valor numismático y un valor de mercado, ya que participan coleccionistas y también inversores de todo el mundo. “Así como hay gente que compra dólares o acciones, otros se inclinan por las monedas de oro”, señala. Perticone completa: “Hay muchos inversores que se vuelcan a este mercado, ya que son más fáciles de resguardar que un cuadro o una escultura”, ejemplificó.
A diferencia de los coleccionistas, que intentan completar series, los inversores le apuntan a las piezas de gran potencial.Algunas monedas o medallas alcanzan precios insólitos. En una subasta de 2014, el dólar de plata estadounidense conocido como “Flowing Hair”, de 1794, se vendió en US$10 millones. Ocurrió dentro de una maratónica convención de 4 días, en la que se remataron más de 3.000 lotes de monedas, medallas y billetes antiguos de todo el mundo. Un informe de la especialista Tina Shireman, del Professional Numismatic Guild, estimó que las ventas en norteamérica en 2013 “estuvieron cerca de los US$5.000 millones”.
Tales cifras se van incrementando.De 2015 a la fecha, Sotheby´s viene subastando la colección privada “Brent Pogué”, con 650 piezas muy antiguas, valorada por los expertos en más US$200 millones. Entre ellas, se destacan algunos ejemplares de plata acuñados entre 1792 y 1803, que la célebre casa de remates esperaba vender en más de US$1 millón cada una. Dentro de la colección destacan varias de ellas, como la moneda de oro de US$5 conocida como “Half Eagle”, de 1822, en la que se esperaba recaudar entre US$8 y US$10 millones.
Los valores en la Argentina están muy por debajo, pero existen casos notorios aunque por fuera del circuito comercial: hay muchas monedas únicas que están en museos, como el del BCRA. “Es el patacón de oro, de 1881, que es único porque se lo acuño como regalo para el entonces presidente Julio Argentino Roca. No tuvo valor comercial, es de oro, pesa 36,5 gramos y su precio ronda los US$350.000”, dice Gómez. Este experto también menciona algunas monedas de la primera acuñación, en 1813, en Potosí. El de 8 escudos, que hoy no llegan a 20, lo cotiza en US$60.000.
Los entendidos calculan que en el país hay unos 5.000 coleccionistas. Pero el oficio es cada vez más sofisticado y, así, se sumaron otras variantes a los hobbies ya conocidos: la filatelia y la numismática.Entre ellos y con perdón de la palabra, está la notafilia (billetes), la medallística (medallas), la exonumia (monedas conmemorativas, fichas y vales) y la scripofilia(acciones de empresas).
En todos los casos, el valor de cada pieza se establece según un conjunto de variables: antigüedad, rareza, valor y su estado.“La mayoría se guía por los catálogos internacionales, que determinan el valor de referencia. Una moneda muy antigua puede no valer mucho si hay mucha cantidad. Yo tengo a la venta monedas romanas y chinas de más de 2.000 años que valen entre $150 y $300”, dice Pailos. Lo principal es la oferta y la demanda, pero este experto remarca otros elementos a tomar en cuenta: el estado, que no esté rayada y que no tenga perforamientos. “La limpieza de una pieza puede hacerle perder todo su valor”, concluye.
Los numismáticos subrayan que la filatelia está en declive, en paralelo con el correo tradicional. Y viene en ascenso la scripofilia, los coleccionistas de bonos y acciones.Uno de los más famosos, el “9 de julio” emitido en 1962, tiene escaso valor porque “hay mucha cantidad en el mercado”.

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