Isabel Preysler y Mario Vargas Llosa pasean su amor por Machu Picchu, una de las siete nuevas maravillas del mundo
La “Reina de Corazones” aterrizó en la tierra de su novio, quien la guió de la mano por los rincones más maravillosos del Imperio inca
Isabel Preysler y Mario Vargas Llosa entrelazan sus manos con una sonrisa, para dejarse contagiar por la magia que rodea a Machu Picchu, una de las nuevas siete maravillas del mundo, declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco y un nuevo escenario de la historia de amor de la pareja. Acompañados por un guía turístico, que les iba explicando la historia de este complejo arqueológico, se mostraron muy impresionados con las diferentes construcciones, se detuvieron para contemplar varios lugares como el Intihuatana y las Tres Ventanas y, al terminar el recorrido, firmaron en el libro de visitas. “Creo que todo peruano que viene al Cuzco siente una enorme emoción porque recuerda, más que en ninguna otra parte, una época en que el Perú fue grande, poderoso”, decía el premio Nobel a la prensa peruana. Y en su caso, este periplo ha sido más emocionante todavía porque es la primera vez que viajaba a su tierra con Isabel. Su primera parada fue Lima, donde tuvo lugar el reencuentro del escritor con su hija Morgana, quien, desde un primer momento, tras anunciar el divorcio, se posicionó a favor de su madre, para distanciarse de su padre. Después aterrizaron en Arequipa, ciudad natal de Mario, donde vivieron uno de los momentos que quedarán para siempre grabados en su recuerdo. El martes 28 de marzo no fue para él un cumpleaños más, era el primero que celebraba en “casa” con Isabel. Su día comenzaba rodeado de libros, en concreto con siete mil ejemplares de su biblioteca personal que ha donado a la ciudad. Después, fueron al restaurante favorito de Mario, la picantería La Nueva Palomino, para disfrutar de varios platos de la cocina tradicional peruana. Pero lo mejor estaba aún por llegar: fue sorprendido con una torta, mientras que Isabel y todos los allí presentes coreaban el “Cumpleaños feliz”. En su último día en Arequipa, también aprovecharon para hacer turismo y Mario enseñó a Isabel el casco antiguo de la ciudad y el monasterio de Santa Catalina
Comentarios
Publicar un comentario