Qué dicen los docentes y alumnos sobre la "Secundaria del Futuro"
Las críticas apuntaron, en su mayoría, a "la falta de precisión de la reforma" y a no haber sido consultados en el diseño del proyecto
MIÉRCOLES 13 DE SEPTIEMBRE DE 2017 • 23:59
Stephanie Chernov
PARA LA NACION
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El 28 de agosto, el Ministerio de Educación de la Ciudad de Buenos Aires presentó un avance del proyecto de reforma del nivel medio a gremios y docentes que generó una resistencia casi inmediata de gran parte de la comunidad educativa, con la consecuente toma de 19 colegios porteños y una movilización hacia el Ministerio por parte de los estudiantes.
Muchos de los docentes y estudiantes que trabajan y estudian en las 17 escuelas estatales de CABA sobre las que recae el nuevo plan del Gobierno recibieron el planteo con sorpresa por el hermetismo que se manejó previo a la difusión y, en algunos casos, con rechazo y preocupación. Así lo comentan a LA NACION, y los argumentos que adujeron fueron no sólo en contra de algunos puntos de la reforma, tal como el tema de las pasantías laborales en el último año de la escolaridad secundaria, sino también en el modo en que fue comunicado a las escuela porteñas.
La opinión de quienes están en las aulas
Manuel Becerra, docente de secundario en el colegio Domingo Faustino Sarmiento de Retiro, dice en diálogo con LA NACION: "A las escuelas llegó un Power Point que plantea una serie de ideas muy generales y que te dan pie para pensar cualquier cosa". Dice, además, que "falta un marco técnico que explique cómo implementarlas" y que, por ese motivo, "es un anuncio y no tiene volumen de política pública". No obstante, Becerra acordó con algunos puntos de la reforma, como la organización de las materias por áreas de conocimiento y el nuevo modelo pedagógico que implica "el planteamiento de problemas y proyectos a los alumnos y no la mera explicación cronológica de los hechos. Me parece interesante siempre y cuando los criterios estén consensuados con quienes estamos en las aulas".
Débora Kozak, docente del Normal 1 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y autora de un blog de opinión acerca de educación, coincide con Becerra y describe que acuerda con varias de las propuestas : "Hay que romper la fragmentación de disciplinas en la secundaria y pasar a una articulación interdisciplinaria, trabajar por proyectos sobre la base de problemas significativos para cada comunidad, tener tecnología disponible para uso cotidiano que permita llevar a cabo trabajo colaborativo y autónomo y revisar los sistemas de evaluación que conducen a los altos índices de fracaso". Al igual que Becerra, señala que un punto crítico es el cómo se encara este cambio y con qué tiempos y actores implicados: "En este plano es donde no logramos los acuerdos necesarios. El problema está en la comunicación y las condiciones para la implementación", cuestiona.
A su vez, ambos profesionales concuerdan en que "no existió una convocatoria abierta para que los actores del sistema educativo participen del diseño de la reforma". Advierte Becerra: "Cuando se producen reformas de este tenor, generalmente hay convocatorias abiertas o jornadas destinadas a realizar discusiones". Y completa: "Hubo reuniones con rectores, pero sólo para presentar el proyecto y consultar cómo implementarlo".
Kozak considera que no hay tiempos ni espacios que propicien el debate y la implementación articulada: "Podemos ponerle mayor creatividad, mejor voluntad, pero así y todo nos toparemos con una pared si no hay espacios garantizados para debatir y diseñar ese cambio al interior de las escuelas". A la vez que opina: "La comunicación debe funcionar muy bien para poder entablar los debates básicos que se requieren. Lo que es más que claro es que ningún cambio se hace sin la implicación de los actores esenciales, en este caso los docentes y los equipos de conducción de las escuelas".
En sintonía con estos reclamos, los estudiantes que dialogan con LA NACION se quejan por no haber sido consultados previamente y sostienen que "la reforma es inaplicable" para marzo del año que viene.
Lucas Grimson, estudiante de quinto año, comenta: "Si no se invierte para que las escuelas tengan calefacción y para que los techos se dejen de caer, ¿de dónde se va a sacar el presupuesto para incorporar tecnología y tener aulas más grandes y el tiempo para capacitar a los docentes antes de marzo del año que viene?".
Sofía Zibecchi, estudiante de la Escuela de Educación Media N°1 Federico García Lorca, advierte: "No se acercaron a preguntar a las escuelas, porque sino se darían cuenta de que hay muchas cosas que se presentan en el proyecto que son inviables".
Por su parte, Pedro Criscolo, estudiante del Lenguas Vivas, resalta: "Habría que arrancar por lo primero: que los jóvenes que están por fuera de la escolarización puedan llegar a tener una educación de calidad".
¿Qué dice el Gobierno?
Soledad Acuña, la ministra de Educación Porteña, afirmó la semana pasada en una nota con este medio que consultaron a cien personas del sistema educativo, entre los que se encontraban directores y supervisores de secundarios y se basaron en experiencias de otros modelos educativos para diseñar el proyecto.
En los días posteriores a la comunicación de la reforma, el Ministerio porteño difundió una serie de documentos para llevar tranquilidad a los docentes, las familias y los estudiantes en los que se comprometieron a realizar obras de infraestructura para mejorar el mobiliario, anunciaron la incorporación de nuevos recursos tecnológicos, detallaron el cronograma de capacitación de los docentes, proporcionaron material con ejemplos didácticos del nuevo modelo pedagógico y les compartieron un documento de trabajo "en proceso de edición" con especificaciones acerca de la reforma.
Guillermina Tiramonti, investigadora en educación de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, defiende la reforma y opina sobre las principales quejas de los docentes: "Tenemos todavía cinco meses por delante antes de empezar el año próximo y el ministerio presentará una propuesta de implementación. Es una reforma que requiere mucho acompañamiento y capacitación de los docentes y, si eso no existe, puede haber problemas, pero la subsecretaria aseguró que se está formando un cuerpo técnico para hacer un seguimiento".
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