Llegar tarde a la escuela:

 un problema que sufren cada vez más chicos y maestros

En la Ciudad se estima que más del 30% de los alumnos no respeta el horario de entrada; algunos directores imponen reglas estrictas para evitar la impuntualidad
PARA LA NACION
VIERNES 30 DE SEPTIEMBRE DE 2016 • 11:30
Llegar tarde a la escuela
Llegar tarde a la escuela. Foto: Archivo
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Paula es maestra de una escuela pública de nivel primario de Bernal. Cuenta que la directora hace esperar a los chicos que llegan tarde en el patio hasta que el resto termine de saludar a la bandera y entre al aula. "Es su forma de sancionarlos. No les permite que entren una vez que sonó el timbre, pero suele pasar que hay días, sobre todo los lunes, en los que quedan más chicos afuera que adentro", dice a LA NACION.
Viviana vive en Belgrano y lleva a su hijo a una escuela privada, de las más caras de zona norte. "Lo llevo en auto y, a veces, por el tráfico, llegamos tarde. Su horario de entrada es a las 8, pero si nos retrasamos más de 5 minutos lo sancionan con un cuarto de falta y lo hacen esperar en la Biblioteca hasta las 8.50, el horario del primer recreo. Recién ahí puede ingresar al aula. Me parece mal que pierda toda la hora, pero la escuela es inflexible con esto", cuenta.
Como toda actividad masiva, la escuela requiere de organización y necesita normas de concordia que docentes, alumnos y familias deben respetar. Una de ellas es la puntualidad en el horario de entrada, una regla que en los últimos tiempos comenzó a ser cada vez más infringida.

Más del 30% llega tarde

Desde el Ministerio de Educación porteño entienden que éste no es un problema menor: "Estadísticamente en educación inicial y en el primer ciclo de la educación primaria, 3 de cada 10 alumnos llegan tarde habitualmente. Este porcentaje baja en el segundo ciclo de la primaria y en el primero de la secundaria y vuelve a subir a esos niveles en los últimos años de la educación media". Las autoridades consideran que no da lo mismo dejar pasar las impuntualidades porque es el pase previo al ausentismo. Por eso se trabaja en las escuelas primarias con los padres para construir hábitos de convivencia. "La escuela también debe ayudar a construirlos en aquellas familias que no los tengan incorporados", consideran.
Pero la impuntualidad no sólo se da en el horario de ingreso: también existen casos en los que los papás llegan tarde a buscar a sus hijos a la salida de la escuela, sobre todo en el nivel inicial. "Muchas veces me tuve que quedar esperando a alguna mamá que no llegó a horario a retirar a su hijo al jardín", cuenta Pamela, maestra de un establecimiento privado de Belgrano. "Cuando hay alguna actividad escolar a contraturno, a veces, para retirar a sus hijos, se retrasan hasta una hora", agrega.

Se agravó en los últimos años

Daniela Lamanna es maestra de primer grado de las Escuela Nº 24 de Parque Avellaneda y comenta que desde que es docente, nota cambios negativos con el correr del tiempo. "En los últimos 10 años el tema de la puntualidad empeoró. Tengo 28 alumnos en mi grado, pero casi todos los días tengo sólo cinco o seis a la hora de entrada. El resto se va sumando durante la jornada", comenta.
Además, relata que en la reunión de padres lee el reglamento para recordarles que tienen 15 minutos de tolerancia, pero no lo respetan. "Muchos padres llegan muy tarde y dejan a sus hijos con los auxiliares para que los entren a clase. Creen que la escuela debe adaptarse a sus horarios y no ellos a la norma", afirma.
Karina Mattivi lleva 25 años de antigüedad en la actividad docente. Fue maestra, directora y ahora trabaja como inspectora de nivel primario en La Matanza. Mattivi cree que la impuntualidad se da ahora porque "se humanizaron las reglas. Antes llegar tarde era punitivo. Un alumno llegaba al límite de faltas, quedaba libre y la escuela no lo veía más y ahora hay una reglamentación que apunta mucho al cuidado del chico para garantizar su permanencia en la escuela".
"Hay muchas razones para la impuntualidad, eventuales y crónicas. Por eso la diferencia la hacen los directores. Conozco dos escuelas, en una la directora recibe a los chicos en la entrada, invita a los padres a saludar la bandera y charla con ellos. Allí la impuntualidad es baja. En cambio en la otra, la directora no se toma ese trabajo y la impuntualidad crece considerablemente. Curiosamente las dos pertenecen al mismo barrio", explica Mattivi.
Vanesa Casal es supervisora del distrito 20 de la Ciudad. Está convencida de que el problema pasa porque "cambió el lugar que ocupa la escuela para la sociedad". "Ya no es ese lugar sagrado. Además, ahora se toma la educación como un derecho y está bien que así sea porque no podemos dejar sin educación a los chicos, es por eso que hay que redefinir el rol institucional", dice.
"Antes se respetaba más la puntualidad. Ahora se naturalizó que se puede llegar tarde y así el más perjudicado es el niño", insiste Casal.

Las consecuencias y cómo abordar el problema en la escuela

Para Silvina Gvirtz, especialista en educación y secretaria de Políticas Educativas de La Matanza "es esencial que los padres respeten tanto el horario de entrada como el de salida" y completa: "En el caso del horario de entrada hay varias razones. La primera es educativa. Los estudiantes tienen que educarse en una cultura en la que se respeten los horarios como parte de la convivencia social y como parte de su formación a futuro para el trabajo. Cuando los chicos llegan tarde, se pierden parte de la clase, no pueden aprender bien e interrumpen el trabajo colectivo que se está haciendo en el aula porque, entre otras cuestiones, generan distracción en los otros estudiantes que ya están en tarea. También cuando los padres llegan tarde a la salida y no fue debidamente informado con antelación, se produce en el menor angustia y los educadores tienen problemas porque se les dificulta el cumplimiento de otros compromisos extra escolares. Es una falta de respeto al tiempo de los otros y un daño al propio hijo".
Gvirtz sugiere abordar el caso citando a los padres incumplidores y hablando con ellos tantas veces como sea necesario. Considera que sancionar al estudiante no sirve si el problema es que lo llevaron tarde. "Sí corresponde ponerle la media falta. En el caso de estudiantes adolescentes, que van solos a la escuela, de nuevo el consejo es ver qué está pasando con su familia y con él, y luego citar a los padres para definir acciones conjuntas. Resulta útil que el propio director sea quien reciba a los estudiantes demorados y aproveche el momento para marcar a los padres la importancia de la puntualidad", explica.

¿Y la impuntualidad de los docentes?

La impuntualidad también alcanza a los docentes, mucho más a los profesores de educación media. Un dato preocupante que reportó la OCDE luego de tomar la última Prueba PISA, es que el promedio mundial de ausentismo docente afecta al 13% de los estudiantes, pero en la Argentina este porcentaje asciende al 59%, uno de los más altos del mundo. Además, en el mismo test, el 23% de los directores de escuelas medias argentinas encuestados coincidieron en que la impuntualidad de los profesores afecta los aprendizajes.
"No tengo problema con que le pongan media falta o lo hagan esperar afuera si mi hijo llegó tarde", explica Noelia, mamá de una escuela secundaria pública de Villa Lugano. "Pero cuando los profesores faltan o llegan tarde, los chicos se quedan esperando en el aula, muchas veces sin hacer nada y nadie nos da una respuesta a los padres", se queja, y agrega: "La impuntualidad es un mal ejemplo que a veces dan muchos docentes".
"La impuntualidad no es un tema menor -afirma Gvirtz-. Tiene que ser planteado claramente por la escuela y dialogado de modo tal que las familias entiendan que no se trata de un capricho escolar sino de medidas claves para el aprendizaje y el desarrollo de la tarea".

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