Río de Janeiro vibró con una fiesta de color, música y deporte


Juegos Olímpícos
Con una ceremonia que duró cuatro horas y se cerró con el encendido del pebetero se inauguró la primera cita olímpica en suelo sudamericano.

Río de Janeiro, ciudad de tantos encantos, Cidade Maravilhosa, le da ahora al deporte del mundo y a los ojos del mundo una ceremonia inaugural que tuvo un carácter inevitable: el de una fiesta. Por sus colores, por sus fuegos artificiales, por su música, por su gente, por el Cristo Redentor, allá en el fondo, como perfecto custodio, ícono universal de una ciudad en la que caben varios mundos. 
Hubo un desfile de 12.000 atletas (213 argentinos, con Luis Scola a la cabeza), entre estrellas y esforzados entusiastas del deporte. Para todos, claro, sucedió un perfecto tributo: el aplauso de un estadio dueño de mil historias, el Maracaná.
El Maracaná, a puro color. (REUTERS)
El Maracaná, a puro color. (REUTERS)
La celebración también la cuentan algunos números: los 70.000 espectadores en el estadio, los 3.000 millones que la seguirán por diversos medios, los 45 son los jefes de Estado presentes (entre ellos, el de la Argentina, Mauricio Macri), los 300 bailarines, los 5.000 voluntarios que ofrecen su generosidad para que todos se sientan a gusto. Además, se inviertieron 14 kilómetros de cable, 36.metros de tela, 3.000 kilos de pirotecnia.
"Queremos transmitirle al mundo una visión de un Brasil moderno, actual. Habrá samba, música brasileña, cantantes, artistas, pero, además, el programa refleja nuestra mezcla. Mostramos en dónde nos encontramos y el proceso de construcción de nuestro país. Será una reinterpretación de Brasil", había dicho Leonardo Caetano, director de ceremonias del Comité Río 2016, en declaraciones a la BBC, en la antesala de la ceremonia. No falló su deseo. Contó con el aporte devisivo del cineasta Fernando Meirelles, el creador de la estupenda película "Cidade de Deus". El fue el director artístico de la ceremonia. Y se notó. Desde la elegancia de la modelo Gisele Bundchen hasta el recuerdo del imperecedero Tom Jobim.
Pelé era el elegido inicial para portar el último relevo de la antorcha olímpica, también el encargado de encender el pebetero. Pero no pudo estar. El ex crack campeón de los Mundial de 1958, 1962 y 1970 se ausentó por problemas de salud. Lo explicó en un comunicado breve y directo: "En este momento no me encuentro en condiciones físicas de participar en la inauguración de los Juegos". Finalmente fue reemplazado por el ex maratonista Vanderlei Cordeiro de Lima, medalla de bronce en Atenas 2004 y bicampeón panamericano.
También hubo, fuera del imponente Maracaná, otra cara de la fiesta: la de las quejas populares. Miles de cariocas, llegados desde lugares diversos y dispersos, se manifestaron en contra de la gran cita. Contaron sus broncas y sus razones con carteles: "Juegos de la exclusión" o "Estado asesino", eran los dos mensajes más potentes. Cerca de ellos, armados por todos lados, miles de policías buscaban evitar cualquier exceso.
ARRANCO LA INAGURACION. Arrancaron los Juegos Olímpicos en Río de Janeiro. ( REUTERS/Reinhard Krause)
ARRANCO LA INAGURACION. Arrancaron los Juegos Olímpicos en Río de Janeiro. ( REUTERS/Reinhard Krause)
No fue la única expresión ciudadana en el día de la fiesta. Más temprano, unos 3.000 manifestantes protestaron frente a la famosa playa de Copacabana, corazón de Río, contra el presidente interino Michel Temer. "No a las Olimpiadas", "Fuera Temer" y "Fuera todos", señalaban algunos de los carteles, frente al lujoso hotel Copacabana Palace, a pasos del estadio olímpico de vóley playa. Los turistas miraban asombrados el otro rostro de los Juegos, el de los olvidados. 

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